¿POR
QUÉ ES ENRIQUE PONCE EL TRIUNFADOR DE LA TEMPORADA 2017?
El
16 de marzo de 1990, tomaba la alternativa en la plaza de toros de Valencia un
entonces joven novillero de apenas dieciocho años de edad llamado Enrique
Ponce. Nadie podía vaticinar entonces las cotas que alcanzaría este joven
valenciano en el Toreo. Hoy, cuando están a punto de cumplirse veintiocho años
de aquella efeméride, Enrique Ponce, que parece no acusar el paso de los años,
ha vuelto a escribir –y van veintiocho temporadas consecutivas– una página de
oro en la historia de la Tauromaquia
pues se ha erigido como auténtico dueño y señor de la temporada taurina de
2017. Así se lo han reconocido, entre otros, la Real Federación Taurina España,
entidad que ha galardonado al valenciano con su XXIV Trofeo Cossío; el programa
de información taurina “Clarín” de RNE que le ha concedido su L Oreja de Oro; o
el mismísimo Ministerio de Educación, Cultura y Deporte que le ha otorgado el
Premio Nacional de Tauromaquia “por una brillante temporada, en la que ha
alcanzado éxitos incontestables en las principales ferias taurinas, continuando
así una trayectoria excepcional de más de 27 años como gran figura del toreo”.
Pero,
¿cuáles han sido los méritos del valenciano para ser considerado el triunfador
de la pasada temporada? Pues Ponce no ha sido ni el torero que más ha toreado
ni el torero que más trofeos ha obtenido. De hecho, acabó sexto en el escalafón
con cuarenta y una corridas toreadas en las que cortó sesenta y una orejas y
cuatro rabos. Sin embargo, Ponce basó su temporada en los cosos de
responsabilidad. Excepto en Pamplona, estuvo presente en todas las plazas de
primera categoría donde llegó a hacer el paseíllo en diecisiete de las cuarenta
y una tardes en las que se enfundó el traje de luces. Diecinueve actuaciones
contaría en ruedos de segunda categoría. Y solo cinco en los de tercera.
En
esas diecisiete tardes que actuó en los ruedos más exigentes, obtuvo dieciséis
apéndices dejando grandes tardes para el recuerdo. Cierto es que salió de vacío
de plazas como Valencia, Sevilla, en su cita abrileña, o las francesas de
Arles, Mont-de-Marsan, Beziers, Bayona o Dax. Pero no es menos cierto que
triunfaría de forma rotunda en el resto de cosos.
Córdoba
marcó el punto inflexión en la temporada del valenciano, pues hasta el triunfo
en el Coso de los Califas, la temporada de Ponce no auguraba este exitoso
final. A partir de aquí, la campaña del valenciano daría un giro de ciento
ochenta grados y se sucederían los triunfos en plazas como Las Ventas, donde el
2 de junio, consiguió salir en hombros por la puerta grande por cuarta vez en
su carrera. Es verdad que fue una puerta grande cuestionada por el poco
acertado uso de los aceros por parte del torero de Chiva, hecho que, sin
embargo, no debe –ni puede– empañar las dos magistrales lecciones de torería
que dictó el valenciano ante dos astados de distinta condición de Domingo
Hernández.
Málaga
es otra de las plazas que cayó rendida a los pies de este torero. Fue el 17 de
agosto, día que se celebraba la Corrida Crisol en la que actuó mano a mano con
Javier Conde. Una fecha difícil de olvidar para la afición de La Malagueta que
tuvo su cenit en la lidia del quinto toro, de nombre “Jaraiz” perteneciente a
la ganadería de Juan Pedro Domecq, que fue indultado –polémicas aparte– tras
una inspiradísima actuación de Ponce por la que fue premiado con dos simbólicas
orejas. Para entonces, el valenciano ya había cortado una oreja a cada uno de
sus otros dos oponentes de Juan Pedro Domecq y Daniel Ruiz.
Otra
plaza que se entregó al valenciano fue Bilbao de la que saldría por la puerta
grande el 25 de agosto tras desorejar por partida doble a un toro de Victoriano
del Río. Éxito, sin embargo, que no pudo reeditar al día siguiente en su
segunda comparecencia ante el público bilbaíno.
El
coliseo romano de Nimes fue la única plaza de primera de Francia que vio a
Ponce triunfar con rotundidad. Fue el 16 de septiembre, fecha en la que actuó
mano a mano con Sebastián Castella. El valenciano lidió astados de “Vellosino”,
Núñez del Cuvillo y “Parladé”. Una oreja cortaría a su primero y las dos al “cuvillo”
que fue premiado con la vuelta al ruedo, sin embargo, quedó sin opciones con el
último de su lote.
Y
también Zaragoza, plaza en la que clausuró la temporada la tarde del 11 de
octubre. Una oreja cortaría el valenciano a un difícil toro de Juan Pedro. Se
le pidió con fuerza el segundo trofeo, sin embargo, el palco presidencial no
accedió a la clamorosa petición.
Otros
ruedos de primera categoría en los que también puntuó el valenciano fueron el
ya citado de Nimes, durante la primaveral feria de Pentecostés, San Sebastián y
Sevilla durante la otoñal feria de San Miguel, cita en la que el valenciano
resultó lesionado y en la que dio una clamorosa vuelta al ruedo.
Dos
tardes más que en los ruedos de primera, es decir, diecinueve, actuaría Enrique
Ponce en los cosos de segunda en los que triunfó prácticamente en todos. Solo se
resistieron los de Castellón y Badajoz. Mientras, puntuó en los de Granada,
Algeciras, Alicante, Santander, Huesca y Logroño. Y triunfó en el resto de
plazas.
La
primera de ellas fue Albacete donde cortaría las dos orejas a un toro de Daniel
Ruiz en la tradicional corrida de ASPRONA. Seguiría en la francesa de Istres
donde cortó tres apéndices a toros de Juan Pedro Domecq el 25 de junio, día de
la reaparición del diestro madrileño José Pedro Prados “El Fundi”.
Posteriormente, llegaría Teruel, el 8 de julio, día del homenaje a Víctor
Barrio en el primer aniversario de su fallecimiento. En esta fecha, Ponce cortó
una oreja a cada uno de sus oponentes de Adolfo Martín, ganadería, por cierto,
con la que se anunciaba el valenciano por primera vez en su carrera.
También
Ciudad Real fue testigo del magisterio del valenciano. Fue el 20 de agosto,
tarde en la que Ponce indultó –nuevamente, polémicas aparte– al toro “Juguetón”
de Daniel Ruiz. Por esta actuación, Ponce fue premiado con los máximos trofeos
simbólicos. Una oreja cortaría al primero de su lote.
El
siguiente día 24, nuevo triunfo del valenciano. Ahora en Almería donde cortó
cuatro orejas a toros de Juan Pedro. Tres días después, triunfó en Linares al
cortar tres orejas a ejemplares de Samuel Flores en un festejo en el que actuó
mano a mano junto a Curro Díaz. También habría que añadir a esta lista Palencia donde cortaría dos orejas a un toro
de “Montalvo” o Mérida donde haría lo propio con un astado de Santiago Domecq.
Y
no hay que olvidar las memorables tardes de Valladolid donde el valenciano
cortaría cuatro orejas a astados de Miranda y Moreno tras firmar una
sensacional actuación la tarde de la reaparición del matador de toros
vallisoletanos Manolo Sánchez con motivo de la celebración del vigesimoquinto
aniversario de su alternativa; Murcia, plaza en la que el 11 de septiembre
cortaría un rabo al toro “Triguero” de Luis Algarra para el que, incluso, se
llegó a pedir el indulto; y Salamanca donde cortó las dos orejas a un toro de “Montalvo”.
En
cuanto a las plazas de tercera, tuvo destacados triunfos en Andújar, donde
cortó tres orejas a astados de Salvador Domecq en el festejo con el que
inauguró su temporada; Torrejón de Ardoz, donde obtendría tres orejas y un rabo
de toros de “Montalvo”; mismo resultado que obtendría en Villanueva de Córdoba
ante toros de Sancho Dávila. Además, también puntuaría en la primaveral corrida
de Brihuega y saldría de vacío de la plaza extremeña de Don Benito.
Estos
son los argumentos incontestables para poder considerar a Enrique Ponce como el
máximo triunfador de la pasada temporada taurina. Argumentos que van mucho más
allá de los meros datos estadísticos. Aun así, si comparamos los datos
estadísticos de Enrique Ponce con los del líder del escalafón, Juan José
Padilla, nos seguirían dando la razón.
Es
verdad que Juan José Padilla es el torero que más actuaciones llevó a cabo
durante la pasada temporada taurina, un total de cincuenta y seis; y el que más
trofeos obtuvo: noventa y cinco orejas y nueve rabos. Sin embargo, si
analizamos detenidamente esta estadística, observamos que el jerezano basó su
temporada en cosos de tercera categoría, donde llegó a actuar hasta en treinta
y una ocasiones, es decir, más de la mitad de sus intervenciones. Mientras, en
los cosos de primera categoría solo llegaría a hacer el paseíllo en ocho
ocasiones. Trece, tuvieron lugar en ruedos de segunda. Y cuatro en plazas
portuguesas.
Por
lo que a las orejas se refiere, de las noventa y cinco que cortó Padilla, solo
cuatro fueron en plazas de primera categoría: Valencia, Málaga y Zaragoza,
donde consiguió salir por la puerta grande fueron los escenarios en los que el “Ciclón
de Jerez” obtuvo estos trofeos. Veintiuna en las de segunda. Y setenta, en los
de tercera donde, además, cortó los nueve rabos.
Por
tanto, una temporada basada en cosos de escasa responsabilidad y en la que apenas
aparecen las plazas importantes donde, además, tampoco llega a destacar hacen
inviable que Padilla pueda ser tenido como triunfador de la temporada.
Esto
nos lleva una vez más a la conclusión de que el más torea y el que más trofeos
obtiene no siempre es el triunfador de la temporada pues siempre hay que mirar
dónde y cómo se llevan a cabo las actuaciones y dónde y cómo se producen los
trofeos. Eso sí, siempre manteniendo el respeto por todos aquellos que se ponen
delante de un toro sea donde sea.
Y
con esto, pondríamos el punto final al repaso de la excepcional campaña llevada
a cabo por Enrique Ponce durante la pasada temporada taurina. Una temporada
que, por otro lado, estuvo marcada por el trágico fallecimiento del matador de
toros orduñés Iván Fandiño.
El
mundo del Toro no se había recuperado del fallecimiento en 2016 de Víctor
Barrio, cuando pocos días antes de cumplirse el primer aniversario de aquel
infausto acontecimiento, se volvía vestir de luto la tarde del 17 de junio, cuando un toro de Baltasar Ibán
hería mortalmente a Iván Fandiño en la localidad francesa de Aire-Sur-l’Adour. Triste
y desgraciado acontecimiento que, sin duda, marcaría el devenir de la
temporada. Descansa en paz, Iván. Descansa en paz, Torero.
Las fotografías de Enrique Ponce pertenecen a su actuación en la plaza de toros de Las Ventas la tarde del 2 de junio de 2017. Por su parte, las de Juan José Padilla son de su actuación en la plaza de toros castellonense de Vinaroz el 25 de junio.
La fotografía de Iván Fandiño corresponde a su actuación en la plaza de toros de Las Ventas el 9 de abril de 2017.
*Para
la elaboración de este artículo se han seguido las estadísticas publicadas por
la revista “6TOROS6” en los números
1219 del 7 de noviembre de 2017; 1220 de 14 de noviembre de 2017; y 1226, de 26
de diciembre de 2017.
**Se
consideran plazas de primera categoría: Bilbao, Córdoba, Madrid (Las Ventas),
Málaga, Pamplona, San Sebastián, Sevilla, Valencia y Zaragoza, además de las
francesas de Arles, Bayona, Beziers, Mont-de-Marsan, Nimes y Vic Fezensac.
***Se
consideran plazas de segunda categoría: las plazas de toros de todas las
capitales de provincia españolas, además de Aranjuez, Colmenar Viejo, El Puerto
de Santa María, Jerez de la Frontera, Linares, Mérida, Olivenza y el resto de
plazas de toros francesas. El resto de plazas de toros se consideran de tercera
categoría.
****En
las plazas portuguesas no se distinguen categorías al no practicarse la lidia
total.