“Se aproximan
nuestras Fiestas Patronales y, con ellas, todos los acontecimientos que se
celebrarán con tal motivo. Entre todos ellos, uno de los que más interés
despierta, por no decir el que más, es el encierro.
Ese “tradicional
encierro con las reses que se lidiarán por la tarde”.
Ese festejo
reminiscencia del traslado a pie de los toros desde su dehesa hasta la plaza en
la que iban a ser lidiados.
Esa mezcla de
colores y sonidos capaz de provocar las más distintas y variadas sensaciones:
desde la calma tensa causada por el estallido del cohete anunciador del
comienzo del encierro hasta el estado de agitación que produce ese “¡ay, ay,
ay!” con el que algunas espectadoras nos anuncian la inminente llegada de las
reses.
Ese voluntario y
gratuito juego con los toros que puede convertirse en tragedia en unos pocos
segundos...
Quizá sean éstas
las razones por las que este singular espectáculo despierta tanto interés. Lo
que sí es cierto es que, cada día de encierro, en nuestras calles, se da cita
una multitud de gente muy distinta, tan distinta, que nos podemos encontrar con
lugareños y foráneos, con grandes y pequeños, con trasnochadores y
“madrugadores”, con aficionados a los toros y no aficionados...
Sin embargo, el
encierro de Torrelaguna, nuestro encierro, aunque sigue despertando un gran
interés y aunque sigue concitando a un público tan plural, desde hace unos
años, ha perdido encanto, ese encanto especial que poseía cuando toros y
corredores subían por la popular calle de Los Sastres, particular Estafeta
torrelagunense, para llegar a aquella peculiar plaza de toros en que se
convertía la plaza del pueblo; ese encanto especial... que le hacía ser
distinto.”
Este
texto lo escribí para la columna de contraportada del número 9 del desaparecido
periódico local “La Espadaña”
publicado en agosto de 2006. Su título era “El encierro” y, en él plasmaba mi
particular visión de lo que es este festejo popular tan arraigado en nuestra
localidad.
Como
decía, entonces, para mí el encierro de Torrelaguna, nuestro encierro, perdió
ese encanto especial que le daba el ver cómo los toros llegaban al pueblo y
subían por la calle Cardenal Cisneros, popularmente conocida como “Calle de los
Sastres”, para llegar a la Plaza Mayor en la que se ubicaba aquella peculiar y
característica plaza de toros. Eso era algo que le hacía no sé si único, pero
sí, desde luego, distinto. Mientras en encierros de otros lugares veías cómo
los toros abandonaban el pueblo hasta llegar a los respectivos cosos taurinos
situados en las afueras, el nuestro seguía manteniendo ese sabor añejo que le
daba, sobre todo, el transitar por la emblemática calle Cardenal Cisneros tras
haber recorrido las calles Malacuera y La Cava para llegar al pueblo.
Este
itinerario se mantenía en recuerdo de aquel que realizaban las reses que se
iban a lidiar en los festejos taurinos llevados a cabo en nuestra localidad
cuando el traslado de éstas se realizaba a pie acompañadas por bueyes y
vaqueros desde las dehesas en que se criaban. Estas llegaban a nuestro término
municipal los días previos a las funciones taurinas. Los distintos testimonios
no se ponen de acuerdo en la zona en la que paraban las reses una vez llegaban
a Torrelaguna: las inmediaciones del Puente de San Vicente, en la zona conocida
como “Las Zorreras”, situada en las proximidades de la Casa de Oficios, o la
misma Casa de Oficios son las ubicaciones que nos indican estos testimonios. Allí
aguardarían la llegada de los días de festejo momento en el que eran trasladadas
hacia la plaza de toros llegando al pueblo –ahora sí coinciden estos
testimonios– por la Cruz de Piedra y subiendo por las calles Malacuera, La Cava
y Cardenal Cisneros hasta llegar a la plaza Mayor en la que se albergaba el
coso taurino.
Estos
traslados a pie llegarían a realizarse así hasta mediados del siglo pasado,
momento en el que el traslado de las reses comenzó a llevarse a cabo en
camiones. Desde entonces, esta reminiscencia de aquel traslado a pie de los
toros seguirá transitando por las citadas calles, pero fijando su salida a la altura
de donde hoy se encuentra el Centro de Salud, antiguo Lavadero. Incluso hubo
algunos años, allá por la década de los ochenta, en los que se hicieron unos
corrales dentro del recinto del Lavadero que alojaron a los toros en los días
previos a su lidia y que la gente podía visitar para contemplar los astados a
jugar en los festejos taurinos. Y en los años 1993 y 1994, el encierro llegó a
salir desde la confluencia de las calles Malacuera y Lavadero donde se
habilitó un corral de suelta para ajustarse a las nuevas normativas.
Según
nos cuentan algunos de los más veteranos de nuestros vecinos, hubo ocasiones,
sobre todo en las primeras ediciones, que no se llegó a respetar este recorrido
tradicional. Así también lo atestiguarían las fotografías que ilustran un
artículo firmado por el desaparecido crítico taurino Vicente Zabala Portolés
que apareció en el número 1003 de la revista taurina “El Ruedo” de fecha 12 de septiembre de 1963, año en el que el encierro
se debió de limitar a la calle Cardenal Cisneros. Sin embargo, podríamos
afirmar, casi con total seguridad, que a finales de la década de los sesenta sí
quedaría fijado ya el recorrido de costumbre con la salida desde el antiguo
Lavadero.
Este
recorrido se mantuvo hasta que la plaza de toros abandonó su ubicación
tradicional lo que ocurrió en 1995. Desde entonces, el recorrido del encierro
variará tantas veces como cambios de ubicación sufra la plaza de toros,
manteniendo en todos los casos el paso por las calles Malacuera, La Cava y
Cardenal Cisneros, aunque en sentido contrario al habitual, pero perdiendo ese
encanto que le hacía ser distinto: los toros ya no llegaban al pueblo, se
marchaban de él.
Entre
los años 1995 y 1996, la plaza se instaló en la finca en la que hoy se
encuentran las dependencias del Juzgado número 2. Así el encierro añadiría unos
metros más a su recorrido por la calle Malacuera.
En los años 1995 y 1996, la plaza se
instaló en la calle Malacuera en la finca en la que hoy se encuentra el
Juzgado número 2.
Fotos: José Cid y Libro de las Fiestas de
1997
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En
1997, nuevo cambio de ubicación del coso taurino. Ahora éste se instala al
final de la calle San Francisco, casi en la incorporación a la N320. Y el
encierro vuelve a variar su transitar: sigue pasando por las calles habituales
para girar en San Francisco y recorrer hasta el final esta última calle para volver a girar a la
izquierda hasta llegar a la nueva ubicación.
Entre los años 1997 y 20012, el encierro
transita por la calle San Francisco, prácticamente, en su totalidad. Fotos: José Cid.
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En
2005, la plaza de toros vuelve a sufrir un nuevo cambio de ubicación. Ahora lo
hará al final de la calle Lilas. Así, el encierro vuelve a variar: continúa
pasando por las calles tradicionales, además de San Francisco, pero ahora gira
a la derecha para subir por la calle Lilas hasta llegar al coso taurino.
Tras este
deambular de diecinueve años, en 2013, la plaza de toros vuelve a su ubicación
tradicional, sin embargo, el recorrido del encierro no recupera su añorado
transitar, pues se fija su salida en la calle San Francisco, aproximadamente, a
la altura del cruce con la calle Santa Bárbara. De esta manera, recupera parte
de su encanto, pues los astados recorren las calles de nuestro municipio para
llegar al pueblo, no para marcharse. Vuelven a subir por la popular calle de
Los Sastres para llegar a la plaza en la que se instala el coso taurino. Sin
embargo, al encierro de Torrelaguna, a nuestro encierro, le sigue faltando algo…
Será en 2015, cuando este popularísimo festejo vuelva a partir desde la calle
Malacuera; vuelva a recuperar su recorrido tradicional; vuelva a recuperar su esencia;
vuelva a recuperar aquel encanto especial que nunca debió abandonar.
En 2015, se recupera el recorrido
tradicional
Fotos: Fermín Martín (2) y Juan Muñoz. Andrés Moraleda, Juan Muñoz y José Cid. José Cid y Moisés Celestén (2)
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Quisiera
mostrar mi agradecimiento por su colaboración a Jorge Benito, Angelines Blanco,
José Cid, Víctor Espinosa, Vidal Expósito, Carolina García, Francisco J.
García, Fernando Lozano, Juan Antonio Lozano, Gregorio Lozano, Fermín Martín,
Andrés Moraleda, Carmen Morena, Juan Muñoz, Ramón Rodríguez y Juan Sanz, quienes
no necesariamente deben de compartir mi opinión.
la comparto, tu opinión, y te felicito por tan arduo trabajo. Un abrazo moi
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan, por la felicitación, pero sobre todo, por tu colaboración. Muchas gracias.
EliminarFelicidades!!!... muy interesante y curioso...
EliminarFelicidades!!!... muy interesante y curioso...
EliminarMuchas gracias, Mariano.
Eliminarsolo los he visto un dia pero están muy bien
ResponderEliminarExcelente trabajo Moisés. Sin duda que tu esfuerzo por recuperar la tradición de estos encierros "nuestros encierros" y la historia de la tauromaquia de nuestro municipio dice mucho de ti como persona y como el gran aficionado y apasionado del mundo Taurino. Mi felicitación por ello Moisés, un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lorenzo.
EliminarHAY QUE APUNTAR QUE EL ENCIERRO DE TORRELAGUNA, TRAS VOLVER A TRANSITAR POR SU RECORRIDO TRADICIONAL DURANTE LOS AÑOS 2016 Y 2017, VOLVIÓ A VARIAR SU RECORRIDO EN LOS AÑOS 2018 Y 2019, ESTE ÚLTIMO AÑO, CON MOTIVO DE UN NUEVO CAMBIO DE UBICACIÓN DE LA PLAZA DE TOROS.
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