lunes, 3 de junio de 2019

MANUEL VIDRIÉ, TORERO A CABALLO (SEGUNDA PARTE)

Salida a hombros de Vidrié junto a Javier Buendía, Ginés Cartagena, Antonio Correas
y el mayoral de la ganadería de Manuel Sánchez Cobaleda la tarde del 3 de junio de 1989.
Fue su última salida a hombros de la plaza de toros de Las Ventas.
Foto: Botán. Cedida por Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna.
Continuamos con el homenaje al gran caballero torrelagunense Manuel Vidrié con el recuerdo de la tarde del 3 de junio de 1989, fecha en que nuestro protagonista sale en hombros por séptima y última vez en hombros de la monumental plaza de toros de Las Ventas y de la que hoy se cumplen treinta años. Una tarde que tiene su importancia puesto que se produce solo dos semanas después de que Vidrié sufriese un aparatoso accidente la tarde del 20 de mayo, primera de sus actuaciones en este ciclo isidril, que a punto estuvo de costarle la vida. Un accidente que ocurrió en el túnel del patio de caballos durante la lidia del primer toro. El madrileño se disponía a montar a “Favorito” cuando se le acercó “Neptuno”, le coceó en la frente y lo tiró al suelo donde lo volvió a cocear dejándolo inconsciente. Fue atendido en la enfermería “de contusiones y magulladuras múltiples”.

Recuperado, como decíamos de aquel percance, participó el torrelagunense en este festejo en el que se jugaron cinco toros de la ganadería de Manuel Sánchez Cobaleda y uno, que hizo sexto, de Juan Andrés Garzón. Completaron el cuarteto de rejoneadores Javier Buendía, Antonio Correas y Ginés Cartagena. Fue un festejo triunfal que acabó con los cuatro caballeros y el mayoral de la vacada titular en apoteósica salida en hombros por la puerta grande.

Vidrié ya se ganó este derecho en el primer toro de la tarde, perteneciente al hierro salmantino. Estaba marcado con el número 2, pesó 501 kilos, era negro de capa y respondió al nombre de “Cornicorto”. Y un trofeo más se llevaría del quinto formando collera con Javier Buendía. “Lunarito” se llamó este astado que, también perteneciente a la ganadería anunciada, pesó 519 kilos, lució el número 13 y fue negro, bragado, meano.

Así contó la actuación de Vidrié ante el primero de su lote José Luis Suárez-Guanes al día siguiente en “ABC” en una crónica que tituló Memorable tarde de rejoneo en Las Ventas:

(…) Manolo Vidrié le enceló sobre “Favorito” con un precioso toreo con la bandera en el centro después de clavar el primer hierro. En todo lo alto colocó el segundo, recortando la embestida, sombrero en mano, con su habitual decisión, para terminar poniendo un tercero en las mismas péndolas. Sobre “Neptuno” puso dos pares de banderillas con la precisión que caracteriza al maestro de Torrelaguna. Montado en “JB”, quebró en la misma cara del toro haciendo, una vez más, posible lo imposible, aunque luego, en el preparativo del segundo perdiera un punto el ritmo anterior, al protestarle la montura. Pero Vidrié encontró el entente al volver a reunir un nuevo quiebro. A la grupa de “Aranjuez” hizo una pasada en falso con una farpa corta, para llegar mucho después a consumarse esa ejecución en la siguiente. Mató de un rejón de muerte y se le otorgaron las dos orejas.

Y así relataría su actuación ante el quinto:

Muy emplazado estaba el quinto. Vidrié y Buendía clavaron con acierto y en lo alto los rejoncillos del prólogo y en banderillas a excepción de un palo que le cayó bajo al madrileño. Llegó el carrusel de las cortas, con su habitual tono de espectáculo. Buendía, que estuvo muy tranquilo, acabó con la res. Preciosas dos de las monturas sacadas por Vidrié: el bayo “Triunfador” y el tordo vinoso “Zamorano”.

Momento de la actuación de Vidrié en tan señalada fecha.
Foto: Botán, cedida por Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna.
También al día siguiente, en el diario “Ya” el encargado de relatar esta nueva hazaña de Vidrié fue Fernando Bermejo que lo haría de esta manera:

Sigue en alza en el final de la feria.

A Manuel Vidrié, su ya legendario caballo “JB” no le falló y, montando sobre él logró levantar sentidas ovaciones tras colocar dos banderillas al quiebro. Si a ello se une el oficio que el caballero mostró con los rejones iniciales y el certero rejonazo definitivo, se entenderá perfectamente la justicia de las dos orejas de “Cornicorto”, bravo ejemplar de Manuel Sánchez Cobaleda, de 501 kilos. Un toro aplaudido, que derrochó bravura y codicia. Todo un espectáculo.

(…) El quinto lo lidiaron Vidrié y Buendía. Perfectamente compenetrados, encontraron la colaboración del cobaleda, lo que subió mucho los grados de animación en la suerte de banderillas cortas, y como acertaron con los rejones de muerte, recibieron el premio de una oreja.

Momento de la actuación de Vidrié en tan señalada fecha.
Foto: Botán, cedida por Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna.
Y Barquerito, en “Diario 16”, plasmó así su visión sobre la actuación del de Torrelaguna:

Los cuatro rejoneadores, a hombros. En medio de todos los triunfos, la clase y el sentido torero de Manuel Vidrié,

El toreo más lento y más cuerdo lo hizo Vidrié con el toro que rompió plaza. Lo templó en los medios en los rejones de castigo, lo enceló con el ala del sombrero después de haber clavado al estribo pasando despacio y, cuando el toro empezó a aplomarse, se fue con fuerza a banderillear también en los medios sobre el tordo “Neptuno”. El toro de Cobaleda, que escarbó, empezó a venirse al pasito y cruzado cuando Vidrié sacó, en ambiente de expectación, a “JB”, el caballo rey del abono del 88 en Las Ventas.

Al ver al tordo, la gente se preparó para ver su famoso quiebro. Fue difícil quebrar esta vez por la condición del toro, pero lo consiguió Vidrié por dos veces. Más secamente la primera y exponiendo mucho en el segundo par, que la plaza acogió con ovaciones de trueno. Con el toro en tablas, Vidrié sacó al segurísimo “Aranjuez” para clavar las cortas por dentro y acertar al primer rejonazo de muerte. No dejó que la cuadrilla capoteara y el propio Vidrié fue girando en paso de costado en torno al toro, completando circunferencias hasta provocar el caída en el momento más bello de la tarde.

Momento de la actuación de Vidrié en tan señalada fecha.
Foto: Botán, cedida por Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna.
Y así terminaríamos el repaso de esta triunfal tarde de Vidrié que, a la postre, supondría su última salida por la puerta grande de la monumental venteña.

Los ya relatados siete hitos venteños, junto a otros conseguidos a lo largo y ancho de todo el orbe taurino, entre los que se encuentran los ya mencionados en la primera parte de este pequeño homenaje, no hacen más que engrosar la exitosa y triunfal carrera de uno de los toreros a caballo más importantes de todos los tiempos.

Quién le iba a decir a nuestro protagonista que aquellos primeros pasos en la profesión a lomos de “Reliciario” y “Caracol” allá por los albores de los años sesenta serían los primeros peldaños de un triunfal y exitosa ascensión a la cima del toreo a caballo.

Este “rey del temple”, como le llegaron a catalogar –algunos, incluso le calificaron como el “Domingo Ortega del rejoneo”–, ocupa un lugar destacado en la Historia del Toreo a Caballo junto a los ya emblemáticos Antonio Cañero, Álvaro Domecq y Díez, Ángel Peralta, Álvaro Domecq Romero, Ginés Cartagena, Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura.

De Vidrié se ha llegado a decir que fue el primero en templar a los toros, de llegarlos despacio, de pararse delante de ellos y quebrarlos, lo que hace que sea considerado por muchos como el creador del quiebro. También se dijo que fue el primero que se acercó al toreo a caballo practicado en Portugal, auténtico bastión del rejoneo, y cuyos máximos exponentes serían entre otros, los “cavaleiros” Simao da Veiga, Joao Branco Nuncio, José Samuel Pereira Lupi o Joao Moura.

Azulejo en honor a Vidrié situado en los bajos del tendido 2 de la plaza de toros de Las Ventas
descubierto en el homenaje que le tributase la Comunidad de Madrid el 3 de marzo de 2002.
Sea como fuere, lo que está claro es que Vidrié es una de las piezas claves para entender la evolución de este bello arte, y un “maestro del rejoneo, ejemplo a seguir por futuras generaciones del toreo a caballo” como reza el azulejo que se encuentra situado en los bajos del tendido 2 de la plaza de toros de Las Ventas junto al de otros grandes del toreo a pie. Azulejo que la Comunidad de Madrid le descubriese el 3 de marzo de 2002 en el homenaje que le tributase como reconocimiento a su trayectoria en los ruedos y que convierte a Vidrié en el primer y, hasta el momento, único rejoneador en poseer tal galardón. Este homenaje se completaría con un festival taurino que, debido a las inclemencias meteorológicas, tuvo que ser aplazado para el día 9 de mismo mes y cuyos beneficios iban a ser destinados al Asilo de San José de Ancianos Desamparados de Chinchón, institución con la que colaboró Vidrié a través de la organización durante varios años del tradicional festival de la citada localidad madrileña.

Manuel Vidrié en uno de los festivales taurinos celebrados en la madrileña localidad de Chinchón.
Foto cedida por Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna.
Una colaboración que también prestaría al Ayuntamiento de Torrelaguna en la organización de varias ediciones de la feria taurina de esta localidad madrileña, hecho por el cual, en señal de agradecimiento y también como reconocimiento a sus logros profesionales fue nombrado Pregonero de sus Fiestas Patronales de 2006.

Manuel Vidrié, acompañado por el entonces Alcalde de Torrelaguna, Miguel Santos,
y Ramón Rodríguez, presidente de la Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna,
momentos después de que el citado caballero pronunciase el Pregón de las Fiestas de 2006.
Foto: Ayuntamiento de Torrelaguna.
En esta su localidad natal, Vidrié protagonizaría varias tardes destacadas que dan muestra de su valía profesional y personal. Allá en sus inicios, participó en un festival taurino en el que, entre otros espadas, se encontraba anunciado Antonio Chenel “Antoñete”. El diestro madrileño, según palabras del propio Vidrié, no tuvo suerte con su oponente.  Cuando llegó el turno de Vidrié, viendo este la calidad del astado, cogió estoque y muleta, pidió permiso a la presidencia y se los entregó a Chenel para que se quitase el mal sabor de su actuación. Fue tal el lío que formó el madrileño que el enloquecido público quería que fuese Chenel el que, finalmente, diese muerte al astado. Pero, sin duda, la más recordada será aquella del 7 de septiembre de 1988. Esta tarde, estaban anunciados para hacer el paseíllo los rejoneadores Álvaro, Luis y Antonio Domecq para lidiar cuatro astados de la vacada familiar de Torrestrella. Vidrié, que como vemos, no estaba anunciado en el festejo, se encontraba presenciándolo en el corredor del ayuntamiento. En el último astado que lidiaron en collera los tres caballeros jerezanos, Álvaro invitó a Vidrié a que bajase a colocar banderillas cortas con ellos. Aceptó el de Torrelaguna y la plaza se convirtió en un auténtico hervidero. Fue el colofón a un triunfal festejo que acabó con los cuatro caballeros por la puerta grande. Momento, sin duda, emotivo y emocionante que se ha convertido en uno de los grandes hitos de la particular historia taurina de Torrelaguna.

Manuel Vidrié, junto a Álvaro, Luis y Antonio Domecq en Torrelaguna
la tarde el 7 de septiembre de 1988. Uno de los grandes hitos de la particular
historia taurina de esta localidad madrileña.
Foto: Francisco José García Velasco.
Los reconocimientos recibidos por el torrelagunense no acaban aquí. También en 2006, le fue concedida la Medalla de Plata al Mérito Taurino por parte de la Real Federación Taurina de España, año, por cierto, en el que la peña torrelagunense que lleva su nombre también fue condecorada por la citada entidad con la Medalla de Bronce al Mérito Taurino por los veinticinco años de su fundación.

Vidrié recogiendo de manos de Mariano Aguirre, Presidente de la Real Federación Taurina de España,
la Medalla de Plata al Mérito Taurino que esta entidad taurina le concediese en 2006.
No tenemos que obviar el homenaje tributado el 21 de julio de 2012 en Mejanes (Francia) por el Club Taurino Paul Ricard, entidad organizadora del prestigioso galardón Rejón de Oro, el cual Vidrié ganó en cuatro ocasiones.

Cartel de la corrida de rejones celebrada el 21 de julio de 2012 en la localidad francesa de Mejanes
con la que el Club Taurino Paul Ricard rindió homenaje a Manuel Vidrié.
O el que se le tributase el 13 de septiembre del pasado año cuando se le descubriese un azulejo en la plaza de toros de Guadalajara. Reconocimiento promovido por la empresa Coso de las Cruces, la Asociación de Amigos de Manuel Vidrié y el Ayuntamiento de Guadalajara en señal de gratitud por la labor del citado torero a caballo en el mundo del rejoneo y por todo lo aportado en esta provincia manchega.

Azulejo e imágenes del homenaje que se le tributase a Vidrié en Guadalajara
el 13 de septiembre de 2018.
Fotos: Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna.
Sin olvidar, por supuesto, el recibido el pasado 19 de mayo en la localidad madrileña de Villar del Olmo con el festival taurino organizado en su honor en el que participaron el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, los matadores de toros Finito de Córdoba, Paquirri, Manuel Escribano, Juan del Álamo y el novillero Isaac Fonseca. Además, como prólogo a este festival, todos los actuantes en el mismo, además de la Corporación Municipal encabezada por su Alcaldesa Lucila Toledo, descubrieron un azulejo en honor del homenajeado en el edificio del antiguo matadero de esta localidad madrileña que se encuentra en los aledaños del solar donde se instala la plaza de toros portátil.

Azulejo e imágenes del homenaje que la localidad madrileña de Villar del Olmo
rindiese a Vidrié el pasado 19 de mayo.
Sin duda, unos merecidos reconocimientos que adquieren más relevancia cuando vienen de parte de los profesionales. Aquí podemos citar el que le tributase el tristemente desaparecido Francisco Rivera “Paquirri” la tarde del 17 de septiembre de 1977 en el transcurso de una corrida de toros celebrada en la localidad segoviana de El Espinar. Vidrié corta una oreja al toro de Antonio Pérez que le toco lidiar y, cuando paseaba el trofeo conseguido en la vuelta al ruedo, al llegar donde se encontraba “Paquirri”, éste le lanzó la montera, como si fuese un aficionado más, en señal de respeto y admiración.

Cartel de la corrida de toros celebrada en la localidad segoviana
El Espinar la tarde del 17 de septiembre de 1977.
O aquel que le rindiesen los matadores de toros “Antoñete”, Ruiz Miguel, Curro Vázquez y “Niño de la Capea” el 31 de agosto de 1996 al sacarle en hombros de la plaza de toros de la localidad castellonense de Benasal al finalizar el festival taurino en el que el de Torrelaguna colocase el que, a la postre, sería su último par de banderillas. Fue durante el segundo tercio del último novillo de la tarde, astado designado como sobrero que, regalado por Vidrié, que estuvo anunciado como ganadero, fue lidiado por Curro Vázquez.

Cartel y foto del festival taurino celebrado en la localidad castellonense de Benasal
el 31 de mayo de 1996, fecha del último par de banderillas en público de Vidrié.
Imágenes extraídas del libro "El festival de Benasal. 1981-2003"  publicado por el
Club Taurino "La puntilla" de Castellón.
Estos reconocimientos sirven para mostrar todavía más la gran talla de Vidrié. Lo que se hace mucho más evidente cuando las posteriores generaciones de rejoneadores hablan sobre él. Así, por ejemplo, Pablo Hermoso de Mendoza diría lo siguiente sobre Vidrié:

Momento de la actuación de Hermoso de Mendoza en el homenaje a Vidrié
celebrado en Villar del Olmo el pasado 19 de mayo.
“El Maestro Manuel Vidrié fue mi primera referencia y mi primer ídolo. Uno de los primeros recuerdos que tengo de él es de la plaza de toros de Alfaro, muy cerquita de mi casa, donde me desplazaba a ver la corrida de rejones y donde quedé prendado de su personalidad. Me cautivó la manera de montar a caballo en la plaza, su empaque y, sobre todo, el temple con el que toreaba y cómo conseguía que los caballos no sufrieran nunca un tropezón del toro.

Fue una referencia para mí y por eso mi primera ilusión en esta profesión era tomar la alternativa de sus manos. Esa era mi gran ilusión y el paso que me hizo llegar más al Vidrié hombre, al Vidrié humilde y trabajador que no siendo de casa potente, pudo llegar a lo más alto del toreo a caballo y ser una referencia para todos nosotros los que empezábamos por debajo de cero.

Se cumplen treinta años de esa efeméride y, para mí, que lo veo todo ahora desde otra perspectiva, veo que la figura de Manuel Vidrié ha sido fundamental en mi forma de ver y entender el toreo a caballo e incluso en la forma de afrontar la profesión desde una perspectiva no taurina”.

Por su parte, el conquense Sergio Galán decía lo siguiente:

Momento de la actuación de Sergio Galán en la corrida de rejones celebrada en Guadalajara
el 13 de septiembre de 2018 en la que se rindió homenaje a Vidrié.
“El Maestro D. Manuel Vidrié ha sido para mí un espejo en el que mirarme y un referente en el toreo a caballo.

Su concepto de toreo, serio, clásico y puro, coincide con mi forma de expresarme en la cara del toro. La difícil naturalidad de hacer que parezca fácil lo que, realmente, es tan difícil me llamó la atención desde niño. Por eso, para mí, fue un ídolo y siempre que podía iba a verlo a la plaza de la mano de mi abuelo. Es tan grande la admiración que siento por don Manuel Vidrié que mi mejor caballo llevaba su nombre como muestra de afecto.

Nunca se me olvidará un día que fui a Aranjuez a verlo con nueve años. Lo vi montando un impresionante caballo tordo casi blanco. Me acerqué a él para preguntarle si me lo vendía. Me dijo que por cinco mil pesetas era mío. Fui corriendo a buscar a mi abuelo para decírselo y que me diese el dinero, pero, al final, me quedé con las ganas”.

Y Diego Ventura se expresaba así en los micrófonos de TV Guadalajara Media el día en el que el caballero torrelagunense era homenajeado en la plaza de toros de Guadalajara:

Momento de la actuación de Diego Ventura en la corrida de rejones celebrada en Guadalajara
el 13 de septiembre de 2018 en la que se rindió homenaje a Vidrié.
“El Maestro para todos nosotros ha sido la fuente de inspiración. Ha sido el que cambió el rejoneo a la forma como se torea hoy en día. Si dentro de la plaza ha sido algo fuera de la común, como persona todavía lo es más.  Una persona muy modesta que no le ha gustado aparentar, siempre en casa, con sus amigos…

Desde pequeño veía sus vídeos y desde pequeño lo tuve como un referente”.

Tras estas declaraciones, también habría que añadir las palabras que sobre esta indiscutible figura del toreo a caballo de todos los tiempos le dedicase su amigo y presidente de la Peña Taurina “Manuel Vidrié” de Torrelaguna, Ramón Rodríguez:

Ramón Rodríguez, Presidente de la Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna.
“Qué decir de Manuel Vidrié. Como persona, un amigo que me lo ha demostrado a lo largo de todo este tiempo. Y, como figura indiscutible del toreo a caballo, voy a hacer referencia a una anécdota que me sucedió al finalizar una de las corridas en las que Vidrié salió por la puerta grande de la monumental madrileña. Como digo, al finalizar el festejo, me acerqué a saludar al presidente del mismo, D. Luis Espada. Al saludarle y darle la enhorabuena por cómo se había desarrollado el festejo, para mi alegría y asombro, me dijo: ‘Ramón, felicita a tu torero porque la primera oreja la da el público, pero la segunda se la he dado yo por el buen toreo que ha hecho esta tarde Manuel Vidrié. Es la primera vez en mi vida que veo torear a caballo tan despacio’.

Ante estas palabras de un gran aficionado como es D. Luis Espada, poco más se puede decir”.

Y qué mejor para terminar esta semblanza de esta gran figura del toreo a caballo que hacerlo recordando las palabras que el desaparecido crítico taurino de “ABC”, Vicente Zabala Portolés, le dedicase en la crónica del festival celebrado en Madrid el 16 de junio de 1988 a beneficio de la familia del banderillero Antonio González “El Campeño” quien, actuando a las órdenes de José Miguel Arroyo “Joselito”, fuese mortalmente herido en la anterior feria de San Isidro. Unas palabras que resumen a la perfección la tauromaquia del torrelagunense. Zabala decía lo siguiente:

Retrato de Manuel Vidrié firmado por "Robleda" que ocupa un lugar destacado
en la sede de la Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna.
“¿Hace falta decir que es un colosal jinete y un excepcional torero de acaballo? Maneja los corceles como los buenos toreros utilizan el capote y la muleta con el don divino del temple. Con Vidrié no van las exageraciones ni las violencias. Vidrié en lo alto de un caballo es la sensibilidad, pellizca el alma del aficionado sin necesidad de recurrir a ningún exceso folclórico. Vidrié representa el toreo que enardece por lo natural. Y la naturalidad es la esencia misma del arte de torear, lejos de la afectación y del sombrerazo pidiendo palmas. (…) Goza de la difícil facilidad de los elegidos”.

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