Continuamos
con el homenaje al gran caballero torrelagunense Manuel Vidrié con el recuerdo
de la tarde del 3 de junio de 1989, fecha en que nuestro protagonista sale en
hombros por séptima y última vez en hombros de la monumental plaza de toros de
Las Ventas y de la que hoy se cumplen treinta años. Una tarde que tiene su importancia
puesto que se produce solo dos semanas después de que Vidrié sufriese un
aparatoso accidente la tarde del 20 de mayo, primera de sus actuaciones en este
ciclo isidril, que a punto estuvo de costarle la vida. Un accidente que ocurrió
en el túnel del patio de caballos durante la lidia del primer toro. El
madrileño se disponía a montar a “Favorito” cuando se le acercó “Neptuno”, le
coceó en la frente y lo tiró al suelo donde lo volvió a cocear dejándolo
inconsciente. Fue atendido en la enfermería “de contusiones y magulladuras
múltiples”.
Recuperado,
como decíamos de aquel percance, participó el torrelagunense en este festejo en
el que se jugaron cinco toros de la ganadería de Manuel Sánchez Cobaleda y uno,
que hizo sexto, de Juan Andrés Garzón. Completaron el cuarteto de rejoneadores
Javier Buendía, Antonio Correas y Ginés Cartagena. Fue un festejo triunfal que
acabó con los cuatro caballeros y el mayoral de la vacada titular en apoteósica
salida en hombros por la puerta grande.
Vidrié
ya se ganó este derecho en el primer toro de la tarde, perteneciente al hierro
salmantino. Estaba marcado con el número 2, pesó 501 kilos, era negro de capa y
respondió al nombre de “Cornicorto”. Y un trofeo más se llevaría del quinto
formando collera con Javier Buendía. “Lunarito” se llamó este astado que,
también perteneciente a la ganadería anunciada, pesó 519 kilos, lució el número
13 y fue negro, bragado, meano.
Así
contó la actuación de Vidrié ante el primero de su lote José Luis Suárez-Guanes
al día siguiente en “ABC” en una
crónica que tituló Memorable tarde de
rejoneo en Las Ventas:
(…) Manolo Vidrié le
enceló sobre “Favorito” con un precioso toreo con la bandera en el centro
después de clavar el primer hierro. En todo lo alto colocó el segundo,
recortando la embestida, sombrero en mano, con su habitual decisión, para
terminar poniendo un tercero en las mismas péndolas. Sobre “Neptuno” puso dos
pares de banderillas con la precisión que caracteriza al maestro de
Torrelaguna. Montado en “JB”, quebró en la misma cara del toro haciendo, una
vez más, posible lo imposible, aunque luego, en el preparativo del segundo
perdiera un punto el ritmo anterior, al protestarle la montura. Pero Vidrié
encontró el entente al volver a reunir un nuevo quiebro. A la grupa de
“Aranjuez” hizo una pasada en falso con una farpa corta, para llegar mucho
después a consumarse esa ejecución en la siguiente. Mató de un rejón de muerte
y se le otorgaron las dos orejas.
Y
así relataría su actuación ante el quinto:
Muy emplazado estaba el
quinto. Vidrié y Buendía clavaron con acierto y en lo alto los rejoncillos del
prólogo y en banderillas a excepción de un palo que le cayó bajo al madrileño.
Llegó el carrusel de las cortas, con su habitual tono de espectáculo. Buendía,
que estuvo muy tranquilo, acabó con la res. Preciosas dos de las monturas
sacadas por Vidrié: el bayo “Triunfador” y el tordo vinoso “Zamorano”.
Momento de la actuación de Vidrié en tan señalada fecha. Foto: Botán, cedida por Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna. |
También
al día siguiente, en el diario “Ya”
el encargado de relatar esta nueva hazaña de Vidrié fue Fernando Bermejo que lo
haría de esta manera:
Sigue en alza en el
final de la feria.
A Manuel Vidrié, su ya
legendario caballo “JB” no le falló y, montando sobre él logró levantar
sentidas ovaciones tras colocar dos banderillas al quiebro. Si a ello se une el
oficio que el caballero mostró con los rejones iniciales y el certero rejonazo
definitivo, se entenderá perfectamente la justicia de las dos orejas de
“Cornicorto”, bravo ejemplar de Manuel Sánchez Cobaleda, de 501 kilos. Un toro
aplaudido, que derrochó bravura y codicia. Todo un espectáculo.
(…) El quinto lo
lidiaron Vidrié y Buendía. Perfectamente compenetrados, encontraron la
colaboración del cobaleda, lo que subió mucho los grados de animación en la
suerte de banderillas cortas, y como acertaron con los rejones de muerte,
recibieron el premio de una oreja.
Momento de la actuación de Vidrié en tan señalada fecha. Foto: Botán, cedida por Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna. |
Y
Barquerito, en “Diario 16”, plasmó
así su visión sobre la actuación del de Torrelaguna:
Los cuatro
rejoneadores, a hombros. En medio de todos los triunfos, la clase y el sentido
torero de Manuel Vidrié,
El toreo más lento y
más cuerdo lo hizo Vidrié con el toro que rompió plaza. Lo templó en los medios
en los rejones de castigo, lo enceló con el ala del sombrero después de haber
clavado al estribo pasando despacio y, cuando el toro empezó a aplomarse, se
fue con fuerza a banderillear también en los medios sobre el tordo “Neptuno”.
El toro de Cobaleda, que escarbó, empezó a venirse al pasito y cruzado cuando
Vidrié sacó, en ambiente de expectación, a “JB”, el caballo rey del abono del
88 en Las Ventas.
Al ver al tordo, la
gente se preparó para ver su famoso quiebro. Fue difícil quebrar esta vez por
la condición del toro, pero lo consiguió Vidrié por dos veces. Más secamente la
primera y exponiendo mucho en el segundo par, que la plaza acogió con ovaciones
de trueno. Con el toro en tablas, Vidrié sacó al segurísimo “Aranjuez” para
clavar las cortas por dentro y acertar al primer rejonazo de muerte. No dejó
que la cuadrilla capoteara y el propio Vidrié fue girando en paso de costado en
torno al toro, completando circunferencias hasta provocar el caída en el
momento más bello de la tarde.
Momento de la actuación de Vidrié en tan señalada fecha. Foto: Botán, cedida por Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna. |
Y
así terminaríamos el repaso de esta triunfal tarde de Vidrié que, a la postre,
supondría su última salida por la puerta grande de la monumental venteña.
Los
ya relatados siete hitos venteños, junto a otros conseguidos a lo largo y ancho
de todo el orbe taurino, entre los que se encuentran los ya mencionados en la
primera parte de este pequeño homenaje, no hacen más que engrosar la exitosa y triunfal
carrera de uno de los toreros a caballo más importantes de todos los tiempos.
Quién
le iba a decir a nuestro protagonista que aquellos primeros pasos en la
profesión a lomos de “Reliciario” y “Caracol” allá por los albores de los años
sesenta serían los primeros peldaños de un triunfal y exitosa ascensión a la
cima del toreo a caballo.
Este
“rey del temple”, como le llegaron a catalogar –algunos, incluso le calificaron
como el “Domingo Ortega del rejoneo”–, ocupa un lugar destacado en la Historia
del Toreo a Caballo junto a los ya emblemáticos Antonio Cañero, Álvaro Domecq y
Díez, Ángel Peralta, Álvaro Domecq Romero, Ginés Cartagena, Pablo Hermoso de
Mendoza y Diego Ventura.
De
Vidrié se ha llegado a decir que fue el primero en templar a los toros, de
llegarlos despacio, de pararse delante de ellos y quebrarlos, lo que hace que
sea considerado por muchos como el creador del quiebro. También se dijo que fue
el primero que se acercó al toreo a caballo practicado en Portugal, auténtico
bastión del rejoneo, y cuyos máximos exponentes serían entre otros, los
“cavaleiros” Simao da Veiga, Joao Branco Nuncio, José Samuel Pereira Lupi o
Joao Moura.
Azulejo en honor a Vidrié situado en los bajos del tendido 2 de la plaza de toros de Las Ventas descubierto en el homenaje que le tributase la Comunidad de Madrid el 3 de marzo de 2002. |
Sea
como fuere, lo que está claro es que Vidrié es una de las piezas claves para
entender la evolución de este bello arte, y un “maestro del rejoneo, ejemplo a seguir por futuras generaciones del
toreo a caballo” como reza el azulejo que se encuentra situado en los bajos
del tendido 2 de la plaza de toros de Las Ventas junto al de otros grandes del
toreo a pie. Azulejo que la Comunidad de Madrid le descubriese el 3 de marzo de
2002 en el homenaje que le tributase como reconocimiento a su trayectoria en
los ruedos y que convierte a Vidrié en el primer y, hasta el momento, único
rejoneador en poseer tal galardón. Este homenaje se completaría con un festival
taurino que, debido a las inclemencias meteorológicas, tuvo que ser aplazado
para el día 9 de mismo mes y cuyos beneficios iban a ser destinados al Asilo de
San José de Ancianos Desamparados de Chinchón, institución con la que colaboró
Vidrié a través de la organización durante varios años del tradicional festival
de la citada localidad madrileña.
Manuel Vidrié en uno de los festivales taurinos celebrados en la madrileña localidad de Chinchón. Foto cedida por Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna. |
Una
colaboración que también prestaría al Ayuntamiento de Torrelaguna en la
organización de varias ediciones de la feria taurina de esta localidad
madrileña, hecho por el cual, en señal de agradecimiento y también como
reconocimiento a sus logros profesionales fue nombrado Pregonero de sus Fiestas
Patronales de 2006.
En
esta su localidad natal, Vidrié protagonizaría varias tardes destacadas que dan
muestra de su valía profesional y personal. Allá en sus inicios, participó en
un festival taurino en el que, entre otros espadas, se encontraba anunciado
Antonio Chenel “Antoñete”. El diestro madrileño, según palabras del propio
Vidrié, no tuvo suerte con su oponente. Cuando
llegó el turno de Vidrié, viendo este la calidad del astado, cogió estoque y
muleta, pidió permiso a la presidencia y se los entregó a Chenel para que se
quitase el mal sabor de su actuación. Fue tal el lío que formó el madrileño que
el enloquecido público quería que fuese Chenel el que, finalmente, diese muerte
al astado. Pero, sin duda, la más recordada será aquella del 7 de septiembre de
1988. Esta tarde, estaban anunciados para hacer el paseíllo los rejoneadores
Álvaro, Luis y Antonio Domecq para lidiar cuatro astados de la vacada familiar
de Torrestrella. Vidrié, que como vemos, no estaba anunciado en el festejo, se
encontraba presenciándolo en el corredor del ayuntamiento. En el último astado
que lidiaron en collera los tres caballeros jerezanos, Álvaro invitó a Vidrié a
que bajase a colocar banderillas cortas con ellos. Aceptó el de Torrelaguna y
la plaza se convirtió en un auténtico hervidero. Fue el colofón a un triunfal
festejo que acabó con los cuatro caballeros por la puerta grande. Momento, sin
duda, emotivo y emocionante que se ha convertido en uno de los grandes hitos de
la particular historia taurina de Torrelaguna.
Los
reconocimientos recibidos por el torrelagunense no acaban aquí. También en
2006, le fue concedida la Medalla de Plata al Mérito Taurino por parte de la
Real Federación Taurina de España, año, por cierto, en el que la peña
torrelagunense que lleva su nombre también fue condecorada por la citada
entidad con la Medalla de Bronce al Mérito Taurino por los veinticinco años de
su fundación.
Vidrié recogiendo de manos de Mariano Aguirre, Presidente de la Real Federación Taurina de España, la Medalla de Plata al Mérito Taurino que esta entidad taurina le concediese en 2006. |
No
tenemos que obviar el homenaje tributado el 21 de julio de 2012 en Mejanes
(Francia) por el Club Taurino Paul Ricard, entidad organizadora del prestigioso
galardón Rejón de Oro, el cual Vidrié ganó en cuatro ocasiones.
Cartel de la corrida de rejones celebrada el 21 de julio de 2012 en la localidad francesa de Mejanes con la que el Club Taurino Paul Ricard rindió homenaje a Manuel Vidrié. |
O
el que se le tributase el 13 de septiembre del pasado año cuando se le
descubriese un azulejo en la plaza de toros de Guadalajara. Reconocimiento
promovido por la empresa Coso de las Cruces, la Asociación de Amigos de Manuel
Vidrié y el Ayuntamiento de Guadalajara en señal de gratitud por la labor del
citado torero a caballo en el mundo del rejoneo y por todo lo aportado en esta
provincia manchega.
Azulejo e imágenes del homenaje que se le tributase a Vidrié en Guadalajara el 13 de septiembre de 2018. Fotos: Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna. |
Sin
olvidar, por supuesto, el recibido el pasado 19 de mayo en la localidad
madrileña de Villar del Olmo con el festival taurino organizado en su honor en
el que participaron el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, los matadores de
toros Finito de Córdoba, Paquirri, Manuel Escribano, Juan del Álamo y el
novillero Isaac Fonseca. Además, como prólogo a este festival, todos los
actuantes en el mismo, además de la Corporación Municipal encabezada por su Alcaldesa
Lucila Toledo, descubrieron un azulejo en honor del homenajeado en el edificio
del antiguo matadero de esta localidad madrileña que se encuentra en los
aledaños del solar donde se instala la plaza de toros portátil.
Azulejo e imágenes del homenaje que la localidad madrileña de Villar del Olmo rindiese a Vidrié el pasado 19 de mayo. |
Sin
duda, unos merecidos reconocimientos que adquieren más relevancia cuando vienen
de parte de los profesionales. Aquí podemos citar el que le tributase el
tristemente desaparecido Francisco Rivera “Paquirri” la tarde del 17 de
septiembre de 1977 en el transcurso de una corrida de toros celebrada en la
localidad segoviana de El Espinar. Vidrié corta una oreja al toro de Antonio
Pérez que le toco lidiar y, cuando paseaba el trofeo conseguido en la vuelta al
ruedo, al llegar donde se encontraba “Paquirri”, éste le lanzó la montera, como
si fuese un aficionado más, en señal de respeto y admiración.
Cartel de la corrida de toros celebrada en la localidad segoviana El Espinar la tarde del 17 de septiembre de 1977. |
O
aquel que le rindiesen los matadores de toros “Antoñete”, Ruiz Miguel, Curro
Vázquez y “Niño de la Capea” el 31 de agosto de 1996 al sacarle en hombros de
la plaza de toros de la localidad castellonense de Benasal al finalizar el
festival taurino en el que el de Torrelaguna colocase el que, a la postre,
sería su último par de banderillas. Fue durante el segundo tercio del último
novillo de la tarde, astado designado como sobrero que, regalado por Vidrié,
que estuvo anunciado como ganadero, fue lidiado por Curro Vázquez.
Estos
reconocimientos sirven para mostrar todavía más la gran talla de Vidrié. Lo que
se hace mucho más evidente cuando las posteriores generaciones de rejoneadores
hablan sobre él. Así, por ejemplo, Pablo Hermoso de Mendoza diría lo siguiente
sobre Vidrié:
Momento de la actuación de Hermoso de Mendoza en el homenaje a Vidrié celebrado en Villar del Olmo el pasado 19 de mayo. |
“El Maestro Manuel
Vidrié fue mi primera referencia y mi primer ídolo. Uno de los primeros
recuerdos que tengo de él es de la plaza de toros de Alfaro, muy cerquita de mi
casa, donde me desplazaba a ver la corrida de rejones y donde quedé prendado de
su personalidad. Me cautivó la manera de montar a caballo en la plaza, su
empaque y, sobre todo, el temple con el que toreaba y cómo conseguía que los
caballos no sufrieran nunca un tropezón del toro.
Fue una referencia para
mí y por eso mi primera ilusión en esta profesión era tomar la alternativa de
sus manos. Esa era mi gran ilusión y el paso que me hizo llegar más al Vidrié
hombre, al Vidrié humilde y trabajador que no siendo de casa potente, pudo
llegar a lo más alto del toreo a caballo y ser una referencia para todos
nosotros los que empezábamos por debajo de cero.
Se cumplen treinta años
de esa efeméride y, para mí, que lo veo todo ahora desde otra perspectiva, veo
que la figura de Manuel Vidrié ha sido fundamental en mi forma de ver y
entender el toreo a caballo e incluso en la forma de afrontar la profesión
desde una perspectiva no taurina”.
Por
su parte, el conquense Sergio Galán decía lo siguiente:
Momento de la actuación de Sergio Galán en la corrida de rejones celebrada en Guadalajara el 13 de septiembre de 2018 en la que se rindió homenaje a Vidrié. |
“El Maestro D. Manuel
Vidrié ha sido para mí un espejo en el que mirarme y un referente en el toreo a
caballo.
Su concepto de toreo,
serio, clásico y puro, coincide con mi forma de expresarme en la cara del toro.
La difícil naturalidad de hacer que parezca fácil lo que, realmente, es tan
difícil me llamó la atención desde niño. Por eso, para mí, fue un ídolo y
siempre que podía iba a verlo a la plaza de la mano de mi abuelo. Es tan grande
la admiración que siento por don Manuel Vidrié que mi mejor caballo llevaba su nombre
como muestra de afecto.
Nunca se me olvidará un
día que fui a Aranjuez a verlo con nueve años. Lo vi montando un impresionante
caballo tordo casi blanco. Me acerqué a él para preguntarle si me lo vendía. Me
dijo que por cinco mil pesetas era mío. Fui corriendo a buscar a mi abuelo para
decírselo y que me diese el dinero, pero, al final, me quedé con las ganas”.
Y
Diego Ventura se expresaba así en los micrófonos de TV Guadalajara Media el día
en el que el caballero torrelagunense era homenajeado en la plaza de toros de
Guadalajara:
Momento de la actuación de Diego Ventura en la corrida de rejones celebrada en Guadalajara el 13 de septiembre de 2018 en la que se rindió homenaje a Vidrié. |
“El Maestro para todos
nosotros ha sido la fuente de inspiración. Ha sido el que cambió el rejoneo a
la forma como se torea hoy en día. Si dentro de la plaza ha sido algo fuera de
la común, como persona todavía lo es más.
Una persona muy modesta que no le ha gustado aparentar, siempre en casa,
con sus amigos…
Desde pequeño veía sus
vídeos y desde pequeño lo tuve como un referente”.
Tras
estas declaraciones, también habría que añadir las palabras que sobre esta
indiscutible figura del toreo a caballo de todos los tiempos le dedicase su
amigo y presidente de la Peña Taurina “Manuel Vidrié” de Torrelaguna, Ramón
Rodríguez:
Ramón Rodríguez, Presidente de la Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna. |
“Qué decir de Manuel
Vidrié. Como persona, un amigo que me lo ha demostrado a lo largo de todo este
tiempo. Y, como figura indiscutible del toreo a caballo, voy a hacer referencia
a una anécdota que me sucedió al finalizar una de las corridas en las que
Vidrié salió por la puerta grande de la monumental madrileña. Como digo, al
finalizar el festejo, me acerqué a saludar al presidente del mismo, D. Luis
Espada. Al saludarle y darle la enhorabuena por cómo se había desarrollado el
festejo, para mi alegría y asombro, me dijo: ‘Ramón, felicita a tu torero
porque la primera oreja la da el público, pero la segunda se la he dado yo por
el buen toreo que ha hecho esta tarde Manuel Vidrié. Es la primera vez en mi
vida que veo torear a caballo tan despacio’.
Ante estas palabras de
un gran aficionado como es D. Luis Espada, poco más se puede decir”.
Y
qué mejor para terminar esta semblanza de esta gran figura del toreo a caballo que
hacerlo recordando las palabras que el desaparecido crítico taurino de “ABC”, Vicente Zabala Portolés, le
dedicase en la crónica del festival celebrado en Madrid el 16 de junio de 1988
a beneficio de la familia del banderillero Antonio González “El Campeño” quien,
actuando a las órdenes de José Miguel Arroyo “Joselito”, fuese mortalmente
herido en la anterior feria de San Isidro. Unas palabras que resumen a la
perfección la tauromaquia del torrelagunense. Zabala decía lo siguiente:
Retrato de Manuel Vidrié firmado por "Robleda" que ocupa un lugar destacado en la sede de la Peña Taurina "Manuel Vidrié" de Torrelaguna. |
“¿Hace falta decir que
es un colosal jinete y un excepcional torero de acaballo? Maneja los corceles
como los buenos toreros utilizan el capote y la muleta con el don divino del
temple. Con Vidrié no van las exageraciones ni las violencias. Vidrié en lo
alto de un caballo es la sensibilidad, pellizca el alma del aficionado sin
necesidad de recurrir a ningún exceso folclórico. Vidrié representa el toreo
que enardece por lo natural. Y la naturalidad es la esencia misma del arte de
torear, lejos de la afectación y del sombrerazo pidiendo palmas. (…) Goza de la
difícil facilidad de los elegidos”.
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