lunes, 10 de febrero de 2020

VALDEMORILLO (MADRID). PLAZA DE TOROS DE "LA CANDELARIA". DOMINGO, 9 DE FEBRERO DE 2020. CORRIDA DE TOROS. FERIA TAURINA EN HONOR A SAN BLAS Y LA CANDELARIA


DANIEL LUQUE MARCA LA DIFERENCIA


El de Gerena saldría por la puerta grande del valdemorillense coso de “La Candelaria” tras una gran tarde en la que cortaría tres orejas. Le acompañaría en esta salida en hombros el toledano Álvaro Lorenzo quien cortaría una oreja a cada uno de sus oponentes, de forma benévola, tras dos faenas de muy distinto peso a las llevadas a cabo por Luque. Por su parte, López Simón se llevaría un no menos benévolo trofeo del segundo astado de su lote. Se jugó un buen encierro de la divisa salmantina de “Montalvo” del que destacó el corrido en primer lugar para el que se solicitó la vuelta al ruedo.

La segunda corrida de toros de la Feria Taurina de San Blas y La Candelaria de 2020 de la localidad madrileña de Valdemorillo, al igual que el día anterior, también levantó un gran interés entre los aficionados. En ella se anunciaban los diestros Daniel Luque, que el pasado año, realizó una gran temporada en ruedos franceses; el madrileño Alberto López Simón, del que se espera vuelva a reeditar éxitos de temporadas pasadas; y el toledano Álvaro Lorenzo, uno de los jóvenes diestros en los que los aficionados siguen depositando sus esperanzas. Completaba el cartel la prestigiosa ganadería salmantina de “Montalvo”. Tal fue la expectación generada que el público volvió a llenar el coso de “La Candelaria” en casi las tres cuartas partes de su aforo. Sin embargo, la expectación creada fue respondida a medias tras lo visto en el ruedo valdemorillense. Sí respondió el juego de los astados de la divisa salmantina. Y, entre los de luces, solo Daniel Luque estuvo a la altura de las expectativas. Por su parte, López Simón y Álvaro Lorenzo estuvieron muy debajo de lo esperado.

El lote enviado por la divisa salmantina, en general, estuvo bien presentado, aunque sin exageraciones. Los toros tuvieron cuajo y fueron hondos, aunque no se comieron a nadie por delante. Solo tercero y sexto desentonaron de esta buena presentación. Y, en lo que al juego se refiere, todos, en mayor o menor medida, ofrecieron muchas posibilidades de lucimiento. Entre todos ellos, destacó el corrido en primer lugar, un ejemplar que, cierto es, no estuvo muy sobrado de fuerzas, pero que tuvo temple, son, nobleza, clase y calidad en sus embestidas. Se le pidió fuertemente la vuelta al ruedo póstuma, premio que no fue concedido por el palco presidencial lo que motivó que el respetable le dedicase una sonora bronca. Quizá la justeza de fuerza, fuese el argumento para avalar la no concesión del citado premio. Aun así, fue arrastrado entre una clamorosa ovación. Este ejemplar estaba marcado con el número 54, fue negro de pelo, nació en agosto de 2015, dio en la báscula un peso de 525 kilos y respondía al nombre de “Cantor”. Correspondió en suerte a Daniel Luque quien firmó una gran obra de arte, tanto con el capote, como con la muleta. Con solo un capotazo de tanteo, dibujó artísticas verónicas. Meció el capote con suavidad, temple y gusto, mucho gusto. La media de remate fue un cartel de toros. Lo cuidó en varas y cambió el tercio con un leve picotazo. E intervino en quites con una delicadez exquisita por cordobinas. Ya con la muleta, firmó bellos muletazos con ambas manos, templados, ligados… Resultaron mejores dos series de naturales, pero no hay que echar en el olvido los firmados con la mano diestra. Confiado, se echó de rodillas y el gran “Cantor” le recordó que era bravo y le levantó del suelo, afortunadamente, sin mayores consecuencias. Repuesto del pequeño susto, interpretó sus características luquesinas que precedieron a la estocada final. El público en pie, solicitó con fuerza las dos orejas para Luque, incluso antes de que cayese “Cantor” que se tragó la muerte y tardó en echarse. Se le concedió, finalmente, el doble trofeo a Daniel Luque, un doble trofeo que pasearía tras la gran y cerradísima ovación con la que el respetable despidió a “Cantor” tras la negativa de la presidencia de premiar al de “Montalvo” con la vuelta al ruedo póstuma.

Una oreja más cortaría Luque del segundo astado de su lote. Como “Cantor”, fue este un ejemplar bien presentado, aunque sin exageraciones. Fue manejable, aunque tuvo muchos matices. Tampoco estuvo sobrado de fuerzas, defecto que se agravó con la voltereta que sufrió al inicio del segundo tercio. Se gustó el de Gerena en el saludo capotero por verónicas con la rodilla flexionada que remató con tres medias de escalofrío. Ya con la muleta, inició la faena por estatuarios que remató con desprecios y trincherazos de mucho gusto y pellizco. Ya en el toreo fundamental, no llegó a ser redonda la faena, aunque dejó muchos detalles con ambas manos, sobre todo, con la mano zurda. Fue entonces cuando dibujó los mejores momentos de la faena dando distancia al “montalvo”. Culminaría su obra de una certera estocada que llevaba al esportón del diestro sevillano el anteriormente citado apéndice auricular.

Por su parte, Álvaro Lorenzo cortaría una oreja a cada uno de sus oponentes. El primero de su lote fue un animal con cuajo, hondo, aunque feo de cara, estrecho de sienes y acapachado de cuerna. Tuvo nobleza, el de “Montalvo”, aunque no estuvo sobrado de fuerzas. Lorenzo no pasaría de aseado manejando el percal. Y, con la franela, se perdería en una larga faena de pases y pases, fundamentalmente, con la diestra en la que atosigó al toro y en la que vació sus embestidas hacia afuera. De esta labor, solo se podría destacar dos medio entonadas series al inicio del trasteo en las que sí dio sitio al toro y las manoletinas que precedieron a una estocada trasera y caída. El segundo de su lote, fue el toro de más feas hechuras del encierro: vareado de carnes y bizco del pitón derecho. Aun así, resultó noble el ejemplar. Tuvo un poco más de fuerza que sus hermanos. Aunque es verdad que apenas fue picado pues en su único encuentro con el caballo, el piquero salió despedido de la montura al romperse la vara. Aun así, Lorenzo solicitó el cambio de tercio que fue concedido por el palco. Con este ejemplar, no acabó de estirarse Lorenzo con el capote y, con la muleta, llevaría a cabo un largo e insustancial trasteo en el que solo destacaron las manoletinas finales que precedieron a una estocada caída.

Completó la terna López Simón quien, ante su primer oponente, un astado bien presentado, manejable, aunque le costase tomar los engaños, no estaría a gusto. No terminó de acoplarse con el capote ni el saludo ni en el quite. Y, con la muleta, llevaría a cabo un embarullado trasteo en el que faltó temple y poso y en el que atosigó y ahogó al toro. Con su segundo, quinto de la tarde, otro bien presentado ejemplar y de una gran calidad, no pasaría de aseado en el recibo capotero. Y, con la muleta, por momentos, se mostraría encimista, embarullado y acelerado en un desigual trasteo con ambas manos en el que, todo hay que decirlo, hubo pasajes aislados de cierta estimación. Una estocada final precedería a la concesión de uu trofeo. En el anterior, no pasó de saludar una ovación tras escuchar un recado presidencial.

Ficha del festejo:
Plaza de toros de “La Candelaria”, Valdemorillo (Madrid).
Feria Taurina en honor a San Blas y La Candelaria.
Domingo, 9 de febrero de 2020. Corrida de toros.
Algo menos de tres cuartos del aforo cubiertos.
Se lidiaron seis toros de la ganadería de “Montalvo”. Desiguales de presentación. En general, de buen juego. Primero, cuarto, quinto y sexto fueron ovacionados en el arrastre. Entre todos, destacó el jugado en primer lugar de nombre “Cantor”, número 54, negro de capa, nacido en agosto de 2015 y de 525 kilos para el que se pidió con fuerza la vuelta al ruedo póstuma.
-DANIEL LUQUE: dos orejas y oreja.
-LÓPEZ SIMÓN: ovación con saludos tras aviso y oreja.
-ÁLVARO LORENZO: oreja y oreja.
Observaciones:
Al terminar el paseíllo sonaron los acordes del Himno Nacional.

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