DANIEL
LUQUE MARCA LA DIFERENCIA
El
de Gerena saldría por la puerta grande del valdemorillense coso de “La
Candelaria” tras una gran tarde en la que cortaría tres orejas. Le acompañaría
en esta salida en hombros el toledano Álvaro Lorenzo quien cortaría una oreja a
cada uno de sus oponentes, de forma benévola, tras dos faenas de muy distinto
peso a las llevadas a cabo por Luque. Por su parte, López Simón se llevaría un no
menos benévolo trofeo del segundo astado de su lote. Se jugó un buen encierro
de la divisa salmantina de “Montalvo” del que destacó el corrido en primer
lugar para el que se solicitó la vuelta al ruedo.
La
segunda corrida de toros de la Feria Taurina de San Blas y La Candelaria de
2020 de la localidad madrileña de Valdemorillo, al igual que el día anterior,
también levantó un gran interés entre los aficionados. En ella se anunciaban
los diestros Daniel Luque, que el pasado año, realizó una gran temporada en
ruedos franceses; el madrileño Alberto López Simón, del que se espera vuelva a
reeditar éxitos de temporadas pasadas; y el toledano Álvaro Lorenzo, uno de los
jóvenes diestros en los que los aficionados siguen depositando sus esperanzas. Completaba
el cartel la prestigiosa ganadería salmantina de “Montalvo”. Tal fue la expectación
generada que el público volvió a llenar el coso de “La Candelaria” en casi las
tres cuartas partes de su aforo. Sin embargo, la expectación creada fue
respondida a medias tras lo visto en el ruedo valdemorillense. Sí respondió el
juego de los astados de la divisa salmantina. Y, entre los de luces, solo
Daniel Luque estuvo a la altura de las expectativas. Por su parte, López Simón
y Álvaro Lorenzo estuvieron muy debajo de lo esperado.
El
lote enviado por la divisa salmantina, en general, estuvo bien presentado,
aunque sin exageraciones. Los toros tuvieron cuajo y fueron hondos, aunque no
se comieron a nadie por delante. Solo tercero y sexto desentonaron de esta
buena presentación. Y, en lo que al juego se refiere, todos, en mayor o menor
medida, ofrecieron muchas posibilidades de lucimiento. Entre todos ellos,
destacó el corrido en primer lugar, un ejemplar que, cierto es, no estuvo muy
sobrado de fuerzas, pero que tuvo temple, son, nobleza, clase y calidad en sus
embestidas. Se le pidió fuertemente la vuelta al ruedo póstuma, premio que no
fue concedido por el palco presidencial lo que motivó que el respetable le
dedicase una sonora bronca. Quizá la justeza de fuerza, fuese el argumento para
avalar la no concesión del citado premio. Aun así, fue arrastrado entre una
clamorosa ovación. Este ejemplar estaba marcado con el número 54, fue negro de
pelo, nació en agosto de 2015, dio en la báscula un peso de 525 kilos y
respondía al nombre de “Cantor”. Correspondió en suerte a Daniel Luque quien
firmó una gran obra de arte, tanto con el capote, como con la muleta. Con solo
un capotazo de tanteo, dibujó artísticas verónicas. Meció el capote con
suavidad, temple y gusto, mucho gusto. La media de remate fue un cartel de
toros. Lo cuidó en varas y cambió el tercio con un leve picotazo. E intervino
en quites con una delicadez exquisita por cordobinas. Ya con la muleta, firmó
bellos muletazos con ambas manos, templados, ligados… Resultaron mejores dos
series de naturales, pero no hay que echar en el olvido los firmados con la
mano diestra. Confiado, se echó de rodillas y el gran “Cantor” le recordó que
era bravo y le levantó del suelo, afortunadamente, sin mayores consecuencias. Repuesto
del pequeño susto, interpretó sus características luquesinas que precedieron a
la estocada final. El público en pie, solicitó con fuerza las dos orejas para
Luque, incluso antes de que cayese “Cantor” que se tragó la muerte y tardó en
echarse. Se le concedió, finalmente, el doble trofeo a Daniel Luque, un doble
trofeo que pasearía tras la gran y cerradísima ovación con la que el respetable
despidió a “Cantor” tras la negativa de la presidencia de premiar al de “Montalvo”
con la vuelta al ruedo póstuma.
Una
oreja más cortaría Luque del segundo astado de su lote. Como “Cantor”, fue
este un ejemplar bien presentado, aunque sin exageraciones. Fue manejable,
aunque tuvo muchos matices. Tampoco estuvo sobrado de fuerzas, defecto que se
agravó con la voltereta que sufrió al inicio del segundo tercio. Se gustó el de
Gerena en el saludo capotero por verónicas con la rodilla flexionada que remató
con tres medias de escalofrío. Ya con la muleta, inició la faena por
estatuarios que remató con desprecios y trincherazos de mucho gusto y pellizco.
Ya en el toreo fundamental, no llegó a ser redonda la faena, aunque dejó muchos
detalles con ambas manos, sobre todo, con la mano zurda. Fue entonces cuando dibujó
los mejores momentos de la faena dando distancia al “montalvo”. Culminaría su obra de una certera estocada que llevaba
al esportón del diestro sevillano el anteriormente citado apéndice auricular.
Por
su parte, Álvaro Lorenzo cortaría una oreja a cada uno de sus oponentes. El
primero de su lote fue un animal con cuajo, hondo, aunque feo de cara, estrecho
de sienes y acapachado de cuerna. Tuvo nobleza, el de “Montalvo”, aunque no
estuvo sobrado de fuerzas. Lorenzo no pasaría de aseado manejando el percal. Y,
con la franela, se perdería en una larga faena de pases y pases,
fundamentalmente, con la diestra en la que atosigó al toro y en la que vació
sus embestidas hacia afuera. De esta labor, solo se podría destacar dos medio
entonadas series al inicio del trasteo en las que sí dio sitio al toro y las manoletinas
que precedieron a una estocada trasera y caída. El segundo de su lote, fue el
toro de más feas hechuras del encierro: vareado de carnes y bizco del pitón
derecho. Aun así, resultó noble el ejemplar. Tuvo un poco más de fuerza que sus
hermanos. Aunque es verdad que apenas fue picado pues en su único encuentro con
el caballo, el piquero salió despedido de la montura al romperse la vara. Aun
así, Lorenzo solicitó el cambio de tercio que fue concedido por el palco. Con
este ejemplar, no acabó de estirarse Lorenzo con el capote y, con la muleta,
llevaría a cabo un largo e insustancial trasteo en el que solo destacaron las
manoletinas finales que precedieron a una estocada caída.
Completó
la terna López Simón quien, ante su primer oponente, un astado bien presentado,
manejable, aunque le costase tomar los engaños, no estaría a gusto. No terminó
de acoplarse con el capote ni el saludo ni en el quite. Y, con la muleta,
llevaría a cabo un embarullado trasteo en el que faltó temple y poso y en el
que atosigó y ahogó al toro. Con su segundo, quinto de la tarde, otro bien
presentado ejemplar y de una gran calidad, no pasaría de aseado en el recibo
capotero. Y, con la muleta, por momentos, se mostraría encimista, embarullado y
acelerado en un desigual trasteo con ambas manos en el que, todo hay que
decirlo, hubo pasajes aislados de cierta estimación. Una estocada final
precedería a la concesión de uu trofeo. En el anterior, no pasó de saludar una
ovación tras escuchar un recado presidencial.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de “La Candelaria”,
Valdemorillo (Madrid).
Feria Taurina en honor a San Blas y La
Candelaria.
Domingo, 9 de febrero de 2020.
Corrida de toros.
Algo menos de tres cuartos del
aforo cubiertos.
Se lidiaron seis toros de la ganadería de “Montalvo”. Desiguales de
presentación. En general, de buen juego. Primero, cuarto, quinto y sexto fueron
ovacionados en el arrastre. Entre todos, destacó el jugado en primer lugar de
nombre “Cantor”, número 54, negro de capa, nacido en agosto de 2015 y de 525
kilos para el que se pidió con fuerza la vuelta al ruedo póstuma.
-DANIEL LUQUE: dos orejas y oreja.
-LÓPEZ SIMÓN: ovación con saludos tras aviso y oreja.
-ÁLVARO LORENZO: oreja y oreja.
Observaciones:
Al terminar el paseíllo sonaron los acordes del Himno Nacional.
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