lunes, 2 de marzo de 2020

ARANDA DE DUERO (BURGOS). PLAZA DE TOROS DE "LA RIBERA DEL DUERO". SÁBADO, 29 DE FEBRERO DE 2020. FESTIVAL TAURINO CON PICADORES "LOS ÁNGELES DEL TOREO" A BENEFICIO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE CIRUGÍA TAURINA



LOS DE GARCÍA JIMÉNEZ DESLUCEN EL HOMENAJE
A “LOS ÁNGELES DEL TOREO”

·        Los astados de la divisa salmantina tuvieron nobleza, cierto es, pero les costó mantenerse en pie.
·        Emilio de Justo fue el único que cortó las dos orejas de su oponente; una oreja cada uno, aunque de distinto peso, pasearon Morante de La Puebla y Cayetano; por su parte, José María Manzanares, Pablo Aguado y el novillero “El Rafi” saludaron sendas ovaciones.
·        El festival fue un éxito en lo que a la asistencia de público se refiere, pues el coso arandino se llenó en más de sus tres cuartas partes.

El pasado sábado, 29 de febrero, el coso de la “Ribera del Duero” de la localidad burgalesa de Aranda de Duero se vistió de gala para acoger un festival taurino con picadores con el que se rendiría un más que merecido homenaje a “Los ángeles del toreo”, a los cirujanos taurinos. Un festival cuyos beneficios se destinarán a la Sociedad Española de Cirugía Taurina con el fin de formar a nuevos cirujanos en materia de cirugía taurina.

Para la ocasión, se escogió un cartel de lujo en el que se mezclaban figuras del toreo con toreros emergentes muy del gusto de la afición. A saber: Morante de la Puebla, José Mari Manzanares, Cayetano, Emilio de Justo, Pablo Aguado y el novillero “El Rafi”. Un plantel de toreros de máxima expectación que se vería las caras ante un encierro perteneciente a la vacada salmantina de Hnos. García Jiménez, propiedad de la familia Matilla.

El público respondió a la expectación creada por el cartel y llenó el coso arandino en más de sus tres cuartas partes. Sin embargo, lo ocurrido en el ruedo no respondió a la expectación generada. ¿La causa principal? El encierro de la divisa salmantina. Fue este un conjunto excesivamente cómodo. Es verdad que era un festival y que, por tanto, la exigencia en la presentación del ganado no puede ser la misma que en una corrida de toros. Eso es algo, totalmente, comprensible, pero es que hubo animales, como los corridos en primer y cuarto lugar que no llegaban a cumplir los tres años. Cierto es que el conjunto tuvo nobleza, todo hay que decirlo, pero no es menos cierto que le costó mantenerse en pie debido a su más que evidente falta de fuerzas. Así el lote enviado por la familia Matilla dio al traste con las esperanzas de los diestros actuantes.

Abrió plaza uno de los erales del encierro. Un ejemplar chico, noble, aunque muy, muy, muy flojito que perdió las manos en varias ocasiones durante toda su lidia. Correspondió en suerte al sevillano Morante de La Puebla quien, a pesar de las dificultades, se gustó, por momentos, meciendo el capote por verónicas en el recibo y en el quite, además de en el galleo a una mano con el que puso en suerte al novillo ante el caballo de picar. Brindó al público su trasteo muletero en el que bastante hizo con mantener en pie a su oponente, pero en el que consiguió algunos pasajes de mucho gusto sobre la mano diestra. A pesar de rubricar su obra con un bajonazo, fue premiado con una oreja.

En segundo lugar, saltó al ruedo otro ejemplar justo de fuerza, que embistió con nobleza, hasta que acabó rajándose mediada la faena de muleta. Fue sorteado por el alicantino José Mari Manzanares quien no pudo estirarse manejando el capote. Y con la muleta, firmó el alicantino buenos momentos sobre la mano diestra antes de que el de Matilla se rajase. Se puso incómodo el novillo a la hora de la suerte suprema por lo que a Manzanares le costó cuadrarle para cobrar la estocada que llegó al volapié tras un primer pinchazo en la suerte de recibir. Saludó una ovación.

Noble y con transmisión, aunque también con las fuerzas justas, fue el tercero. Quizá fuese este el ejemplar menos flojo del encierro. Un ejemplar que puso en evidencia a Cayetano quien se mostró embarullado, acelerado y vulgar. Lo menos malo de la actuación de Cayetano fue la forma de ejecutar la estocada final cobrada en los mismos medios de la plaza, aunque, todo hay que decirlo, la espada se le fue muy atrás y necesitó tres golpes de verduguillo para finiquitar a su oponente. Fue premiado con una oreja por guapo (eso le gritaron desde los tendidos durante toda su actuación). Cayetano había brindado su actuación a la representación de la Sociedad Española de Cirugía Taurina presente en el festejo encabezada por su presidente el Dr. Pascual González Masegosa.

También fue buen novillo el cuarto –el otro eral del encierro–, aunque con las fuerzas justas, defecto que se agravó con las dos volteretas que sufrió en los primeros tercios. Su lidiador fue Emilio de Justo quien se mostró aseado manejando el percal. Ya con la franela, tras brindar a los médicos, dio mucho tiempo y sitio al astado entre tanda y tanda dejando que este cogiese aire lo que permitió que De Justo pudiese dibujar muletazos suaves, templados y con mucho gusto con ambas manos. Una estocada trasera y caída precedió a la concesión de las dos orejas.

El quinto tuvo la misma condición que sus anteriores hermanos. Con él, Pablo Aguado no podría dejar su sello manejando el capote. Sí lo haría, sin embargo, con la muleta en una faena en la que, tras brindar a los médicos, evidenció temple, gusto y torería en series con ambas manos en las que dio mucho tiempo al animal. Marró con la espada y tuvo que conformarse con saludar una ovación.

El ejemplar que cerró plaza tuvo un similar comportamiento al resto del encierro. Además, como el segundo de la tarde, también se acabó rajando en la faena de muleta. Correspondió su lidia y muerte al novillero francés “El Rafi” quien se mostró variado y bullidor manejando el capote, tanto en el recibo por verónicas y chicuelinas, como en el quite por lopecinas. Brindaría su trasteo al público, tras lo cual iniciaría el mismo con un pase cambiado por la espalda. También se mostraría bullidor en esta fase de su labor en la que, sin embargo, llegaría a conseguir algún pasaje de interés. No estaría fino a la hora de utilizar los aceros y saludaría una ovación tras recibir un recado presidencial.

Ficha del festejo:
Plaza de toros de “La Ribera del Duero”, Aranda de Duero (Burgos).
Homenaje a “Los ángeles del toreo”.
Sábado, 29 de febrero de 2020.
Festival Taurino con picadores a beneficio de la Sociedad Española de Cirugía Taurina.
Más de tres cuartos del aforo cubiertos.
Se lidiaron seis astados de la ganadería de García Jiménez de muy cómoda presentación. Tuvieron nobleza, aunque les costó mantenerse en pie.
-MORANTE DE LA PUEBLA: oreja.
-JOSÉ MARÍA MANZANARES: ovación con saludos.
-CAYETANO: oreja.
-EMILIO DE JUSTO: dos orejas.
-PABLO AGUADO: ovación con saludos.
-EL RAFI (novillero): ovación con saludos tras aviso.
Observaciones:
Al terminar el paseíllo, se hizo entrega a la Sociedad Española de Cirugía Taurina de una placa conmemorativa por parte de Tauroemoción, ASPROT, UNPBE, Fundación Toro de Lidia, ASDME y la Federación Taurina, además de los diestros actuantes en el festival. La placa fue recogida por una amplia representación de la SECT, encabezada por su presidente el Dr. Pascual González Masegosa.

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