sábado, 27 de febrero de 2021

EN EL RECUERDO. PLAZA DE TOROS DE VISTALEGRE (MADRID). DOMINGO, 27 DE FEBRERO DE 2011. CORRIDA DE TOROS

El 27 de febrero de 2011, “Morante de la Puebla” firmaba una de sus geniales obras de arte en la madrileña plaza de toros de Vistalegre. Fue una tarde en la que el genial diestro sevillano estuvo acompañado por Juan Mora y por Manuel Jesús “El Cid” para lidiar astados de la ganadería de Núñez del Cuvillo. Era el segundo festejo de la II Feria de Invierno. Tuve la suerte de presenciar aquella tarde y de poder contarla en la página www.todoporlafiesta.net dirigida por Diego García Antón quien, además, ilustró la crónica con sus fotografías. Hoy, cuando se cumplen diez años de aquella genialidad de “Morante”, os dejo la crónica publicada y un enlace a la citada página web donde podréis ver la publicación original con la galería fotográfica de aquella tarde.

Foto: Diego García Antón (www.todoporlafiesta.net)


“MORANTE DE LA PUEBLA” O “EL ARTE DE TOREAR”

¿Cómo describir lo vivido esta tarde en Vistalegre? ¿Cómo explicar con palabras esa bella obra de arte creada por Morante de la Puebla ante el quinto toro del festejo? Es difícil, la verdad. Pues, por mucho que buscásemos en el diccionario, nunca encontraríamos las palabras precisas para expresar tanto sentimiento, tanta pasión, tanta emoción… Y es que, Morante, hoy no ha toreado, no. Morante hoy, con esa forma de acariciar las embestidas del burel, ha conseguido crear una auténtica, maravillosa y extraordinaria obra de arte con la que ha elevado a la categoría de lo sublime esta manifestación cultural que es el toreo.

Es cierto que el de La Puebla del Río no pudo lucirse en el toreo de capote, ése que con tanto sentimiento practica este genial torero, pues su oponente no se prestó para ello. Sin embargo, fue en la faena de muleta cuando José Antonio, perdón, don José Antonio comenzó a crear esta gran obra maestra. Ya desde ese torerísimo inicio del trasteo, Morante consiguió impregnar con su inusual fragancia los tendidos de la otrora “Chata”. Con los aficionados ya embriagados por ese aroma procedente de ese particular frasquito de las esencias que posee el genial artista sevillano, prosiguió éste derramando su fragancia torera, ora con la diestra, ora con la siniestra, al entrelazar los muletazos, largos, templados, de mano muy muy baja con los que conseguía mesar las nobles embestidas de “Asesino”, que así se llamó su colaborador. Cuando se dispuso Morante a recoger el estoque de verdad, la plaza estaba enfervorizada, fuera de sí. Todavía, el sevillano quiso esparcir algunas gotitas más de su particular forma de entender el toreo y cerró la faena con unos ayudados por bajo de escalofrío. Nada importó el pinchazo que precedió a la estocada para que la plaza premiase esta gran obra de arte con las dos orejas. Pero poco importan los trofeos cuando el arte llega a su máxima expresión y la emoción, la pasión y el sentimiento son su principal argumento.

Ya en su primero, Morante dejó entrever lo que estaba por venir. Consiguió algunos lances sensacionales en el recibo y el quite. Con la franela, arrancó los “óles” más intensos hasta ese momento con los ayudados por alto con los que comenzó el trasteo, sin embargo, no tuvieron continuidad debido a la falta de raza de su oponente.

También consiguió triunfar en este festejo “El Cid” que entró en el mismo por la vía de la sustitución. Manuel Jesús cortó las dos orejas de “Lanudo”, sin duda alguna, el mejor toro del desrazado encierro de Núñez del Cuvillo que fue premiado con una exagerada vuelta al ruedo en el arrastre. Sin embargo, “El Cid”, no es el mismo torero que hace unos años. Cierto es que dio todas las ventajas al toro dejándole venir de lejos. Cierto es que hubo tres series con la diestra que tuvieron cierta emoción, pero por la brava arrancada del animal, pues a estas tandas las faltó templanza, torería y, sobre todo, colocación. No encontró, el de Salteras, acoplamiento con la zurda y no estuvo fino con la “tizona”. Con el inválido tercero, poco pudo hacer Manuel Jesús.

Abrió plaza el pacense Juan Mora que sólo pudo dejar muestras de su torería en los tres toros que estoqueó, pues influenciado, sin duda, por esa genial obra de arte que había creado Morante de Puebla, decidió regalar el sobrero, algo que contraviene el vigente Reglamento Taurino.

Ficha del festejo:
Plaza de toros de Vistalegre (Madrid)
Domingo, 27 de febrero de 2011
Segundo festejo de abono de la II Feria de Invierno
Plaza: tres cuartos del aforo cubierto.
Se lidiaron siete toros, el séptimo sobrero de regalo, de Núñez del Cuvillo, mal presentados, desrazados, desclasados y escasos de fuerza, excepto el quinto, noble, y el sexto, de nombre “Lanudo”, premiado con una excesiva vuelta al ruedo.
Juan Mora: ovación con saludos, silencio y oreja en el sobrero que regaló.
“Morante de la Puebla”: ovación con saludos y dos orejas.
“El Cid”: silencio y dos orejas.
Observaciones:
“El Cid” que hacía su presentación en Vistalegre sustituía a Sebastián Castella.
Al finalizar el paseíllo, se guardó un minuto de silencio en recuerdo del matador de toros sevillano Pepín Martín Vázquez fallecido hoy en Sevilla.


Puedes ver la publicación original aparecida en la página www.todoporlafiesta.net con texto de Moisés Celestén Lozano y galería fotográfica de Diego García Antón pinchando aquí

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