El 27 de
febrero de 2011, “Morante de la Puebla” firmaba una de sus geniales obras de
arte en la madrileña plaza de toros de Vistalegre. Fue una tarde en la que el
genial diestro sevillano estuvo acompañado por Juan Mora y por Manuel Jesús “El
Cid” para lidiar astados de la ganadería de Núñez del Cuvillo. Era el segundo
festejo de la II Feria de Invierno. Tuve la suerte de presenciar aquella tarde y
de poder contarla en la página www.todoporlafiesta.net
dirigida por Diego García Antón quien, además, ilustró la crónica con sus
fotografías. Hoy, cuando se cumplen diez años de aquella genialidad de “Morante”,
os dejo la crónica publicada y un enlace a la citada página web donde podréis ver
la publicación original con la galería fotográfica de aquella tarde.
Foto: Diego García Antón (www.todoporlafiesta.net) |
“MORANTE
DE LA PUEBLA” O “EL ARTE DE TOREAR”
¿Cómo
describir lo vivido esta tarde en Vistalegre? ¿Cómo explicar con palabras esa
bella obra de arte creada por Morante de la Puebla ante el quinto toro del
festejo? Es difícil, la verdad. Pues, por mucho que buscásemos en el
diccionario, nunca encontraríamos las palabras precisas para expresar tanto
sentimiento, tanta pasión, tanta emoción… Y es que, Morante, hoy no ha toreado,
no. Morante hoy, con esa forma de acariciar las embestidas del burel, ha
conseguido crear una auténtica, maravillosa y extraordinaria obra de arte con
la que ha elevado a la categoría de lo sublime esta manifestación cultural que
es el toreo.
Es cierto
que el de La Puebla del Río no pudo lucirse en el toreo de capote, ése que con
tanto sentimiento practica este genial torero, pues su oponente no se prestó
para ello. Sin embargo, fue en la faena de muleta cuando José Antonio, perdón,
don José Antonio comenzó a crear esta gran obra maestra. Ya desde ese torerísimo
inicio del trasteo, Morante consiguió impregnar con su inusual fragancia los
tendidos de la otrora “Chata”. Con los aficionados ya embriagados por ese aroma
procedente de ese particular frasquito de las esencias que posee el genial
artista sevillano, prosiguió éste derramando su fragancia torera, ora con la
diestra, ora con la siniestra, al entrelazar los muletazos, largos, templados,
de mano muy muy baja con los que conseguía mesar las nobles embestidas de
“Asesino”, que así se llamó su colaborador. Cuando se dispuso Morante a recoger
el estoque de verdad, la plaza estaba enfervorizada, fuera de sí. Todavía, el
sevillano quiso esparcir algunas gotitas más de su particular forma de entender
el toreo y cerró la faena con unos ayudados por bajo de escalofrío. Nada
importó el pinchazo que precedió a la estocada para que la plaza premiase esta
gran obra de arte con las dos orejas. Pero poco importan los trofeos cuando el
arte llega a su máxima expresión y la emoción, la pasión y el sentimiento son
su principal argumento.
Ya en su
primero, Morante dejó entrever lo que estaba por venir. Consiguió algunos
lances sensacionales en el recibo y el quite. Con la franela, arrancó los
“óles” más intensos hasta ese momento con los ayudados por alto con los que
comenzó el trasteo, sin embargo, no tuvieron continuidad debido a la falta de
raza de su oponente.
También
consiguió triunfar en este festejo “El Cid” que entró en el mismo por la vía de
la sustitución. Manuel Jesús cortó las dos orejas de “Lanudo”, sin duda alguna,
el mejor toro del desrazado encierro de Núñez del Cuvillo que fue premiado con
una exagerada vuelta al ruedo en el arrastre. Sin embargo, “El Cid”, no es el
mismo torero que hace unos años. Cierto es que dio todas las ventajas al toro
dejándole venir de lejos. Cierto es que hubo tres series con la diestra que
tuvieron cierta emoción, pero por la brava arrancada del animal, pues a estas
tandas las faltó templanza, torería y, sobre todo, colocación. No encontró, el
de Salteras, acoplamiento con la zurda y no estuvo fino con la “tizona”. Con el
inválido tercero, poco pudo hacer Manuel Jesús.
Abrió plaza
el pacense Juan Mora que sólo pudo dejar muestras de su torería en los tres
toros que estoqueó, pues influenciado, sin duda, por esa genial obra de arte
que había creado Morante de Puebla, decidió regalar el sobrero, algo que
contraviene el vigente Reglamento Taurino.
Ficha del
festejo:
Plaza de
toros de Vistalegre (Madrid)
Domingo, 27
de febrero de 2011
Segundo
festejo de abono de la II Feria de Invierno
Plaza: tres
cuartos del aforo cubierto.
Se lidiaron
siete toros, el séptimo sobrero de regalo, de Núñez del Cuvillo, mal
presentados, desrazados, desclasados y escasos de fuerza, excepto el quinto,
noble, y el sexto, de nombre “Lanudo”, premiado con una excesiva vuelta al ruedo.
Juan Mora:
ovación con saludos, silencio y oreja en el sobrero que regaló.
“Morante de
la Puebla”: ovación con saludos y dos orejas.
“El Cid”:
silencio y dos orejas.
Observaciones:
“El Cid” que
hacía su presentación en Vistalegre sustituía a Sebastián Castella.
Al finalizar
el paseíllo, se guardó un minuto de silencio en recuerdo del matador de toros
sevillano Pepín Martín Vázquez fallecido hoy en Sevilla.
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