jueves, 18 de abril de 2019

LAS VENTAS (MADRID). DOMINGO, 14 DE ABRIL DE 2019. CORRIDA DE TOROS. DOMINGO DE RAMOS



DOMINGO DE CALVARIO

La primera corrida de toros de la presente temporada venteña levantó mucha expectación. Sin embargo, según transcurría el festejo, la expectación se convirtió en decepción, fundamentalmente, por el escaso juego ofrecido por los astados de la ganadería de Victorino Martín. Aunque la terna actuante, compuesta por Fernando Robleño, Octavio Chacón y Pepe Moral, así como sus respectivas cuadrillas, tampoco estarían exentos de culpa.

Como es tradicional, la plaza de toros de Las Ventas anunció para el Domingo de Ramos la primera corrida de toros de su temporada. En esta ocasión, y por tercer año consecutivo, la ganadería escogida para lidiar en este festejo fue la de Victorino Martín que sería lidiada por una terna de especialistas como son Fernando Robleño, Octavio Chacón y Pepe Moral. La corrida levantó mucha expectación entre los aficionados. Tanto, que la plaza se llegó a llenar en las tres cuartas partes de su aforo –solo faltaron los del clavel–. Sin embargo, según transcurría el festejo, como tantas otras veces sucede, la expectación suscitada se iba convirtiendo en decepción, fundamentalmente, por el juego ofrecido por los de la A coronada, aunque sin perder de vista a los de luces. Así, las tradicionales palmas del Domingo de Ramos se tornaron en lanzas convirtiendo aquello en un calvario.

La corrida de Victorino Martín tuvo una presentación desigual con algunos animales impropios de lidiar en la que se dice primera plaza del mundo. Y, además, exhibió, en general, una inusual y preocupante sosería y falta de transmisión.

Bien presentado estuvo el que abrió plaza, incluso llegó a ser ovacionado de salida. Tuvo este ejemplar más genio que casta y resultó incierto y complicado en sus embestidas. Correspondió en suerte a Fernando Robleño quien, solo al final del trasteo, echó mano de los recursos lidiadores tras perderse en un estéril intento de conseguir faena lucida por las complicaciones del burel. Lo más destacado de este turno fue el tercio de banderillas interpretado por Jesús Romero quien debió saludar montera en mano.

Protestado de salida fue el segundo, un animal que solo se tapó por la cara. Fue este un animal manejable, pero anduvo con las fuerzas justas. Cayó en el lote de Octavio Chacón quien anduvo muy templado manejando el percal en quites. Ya con la franela, consiguió algún pasaje estimable en un porfión trasteo que no llegó a coger vuelo y que inició por doblones. No anduvo acertado con los aceros. Chacón se produjo un corte en la mano izquierda a la hora de realizar la suerte suprema y tuvo que pasar a la enfermería.

También se tapó por la cara el tercero. Un ejemplar que no se llegó a ver desde el tendido, principalmente, por la mala lidia de la cuadrilla de Pepe Moral y porque el sevillano apenas lo intentó. Se puso el público en contra Moral, más todavía, después de su nefasta interpretación de la suerte suprema.

Tuvo volumen el cuarto, aunque apenas tuvo cara. Fue este un burel al que se le pegó mucho en varas. El primer puyazo, ante la inhibición de Juan Cantora, tercero de la cuadrilla de Robleño, se le dio el picador que hacía la puerta. Puyazo largo al que le siguió otro no menos largo ya por el picador de turno. Llegó a la faena de muleta este ejemplar con una bondad y una sosería extrema. Con él, el torero de San Fernando consiguió hilvanar un ramillete de muletazos por ambos pitones de uno en uno que no fueron suficientes para llegar a caldear los tendidos venteños.

Por el señalado percance de Octavio Chacón, tuvo que correrse turno y en quinto lugar saltó al ruedo el toro reseñado para cerrar plaza. Fue un astado bien presentado que desarrolló nobleza, aunque no estuvo sobrado de fuerza. Correspondió su lidia a Pepe Mora quien, tras no poderse lucir con el capote, intentó lucir al toro en el tercio de varas, sobre todo, en el segundo puyazo cuando lo dejó en suerte en la distancia. Ya con la muleta, inició su labor con unos toreros doblones y llegó a conseguir algún muletazo de gusto con ambas manos en un trasteo en el que, sin embargo, llegó a agobiar y a atosigar al de Victorino en interminables series. Como en el primero de su lote, no estuvo acertado con los aceros.
Chacón salió de la enfermería para estoquear al que cerró plaza, el que debía haber salido en quinto lugar. Fue este un ejemplar de correcta presentación al que lució Octavio Chacón en el tercio de varas. Tomó dos puyazos en los que Chacón le colocó en la distancia, aunque, para el segundo, el diestro gaditano mandase colocar al caballo en el burladero que se encuentra entre los tendidos 6 y 7. Hasta allí se arrancó el “victorino” y allí derribó al picador Santiago Pérez quien, por cierto, recetó dos buenos puyazos. El público emocionado y levantado de sus asientos pedía un tercer puyazo y Chacón volvió dejar al de Victorino en la distancia, pero en terreno de nadie. No se sabía se le había colocado para que acudiese con el encuentro con el picador a contraquerencia, si para que fuese al anteriormente citado burladero o para dónde. El piquero movía el caballo, pero sin rumbo concreto. Iba de la puerta grande al burladero para volver a la puerta grande, aquí iniciaba el viaje hacia la raya de picar y, entonces, levantaba la vara tímidamente como diciendo “a ver si hay suerte y no me ve”. El toro ni se movía. Así durante dos o tres veces hasta que el toro se aburrió y empezó a mirar hacia otro lado. Entonces fue cuando Chacón pidió el cambio de tercio y el aficionado se quedó sin esa tercera vara. Y aquí se acabó el espectáculo de este ejemplar que llegó a la muleta sin fuerza ni gracia y con el que Chacón no pudo hacer nada.

Terminó el festejo y el público abandonó la plaza tras despedir con ovaciones a Fernando Robleño y Octavio Chacón y con pitos a Pepe Moral. Antes, se había dirigido al ganadero: “¿Dónde está la casta, Victorino?”.

Momento de la actuación de Fernando Robleño ante el cuarto de la tarde.
Octavio Chacón con el que cerró plaza.
Natural de Pepe Moral ante el quinto.
Jesús Romero se lució banderilleando al primero.
Saludó montera en mano.
Momento del tercio de varas del sexto de la tarde interpretado
por Santiago Pérez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario