El próximo viernes 21 de abril, la Biblioteca "Juan de Mena" de Torrelaguna se convertirá en figurado coso taurino para acoger la conferencia "Torrelaguna y los Toros". Una conferencia que se enmarca dentro del ciclo "Foro de Historia Local" que organiza la citada biblioteca y en la que participaré junto a Jorge Benito, con la inestimable colaboración de José Cid, para presentaros los trabajos que ya llevamos realizados con el fin de recabar toda la tradición taurina de nuestra localidad. Tradición que se remontaría hasta 1538.
Como avance a esta conferencia, aquí os dejo un texto que apareció en el Libro de las Fiestas de nuestra localidad de 2014 que firmamos Jorge y yo y que da unas pequeñas e interesantes pinceladas de los que será esta charla que no os debéis perder. La cita, como os digo, el próximo viernes 21 de abril a las seis de la tarde en la Biblioteca "Juan de Mena" de Torrelaguna. Seguro que será una gran tarde de Toros e Historia. Os esperamos.
TORRELAGUNA
Y LOS TOROS
La Fiesta de los Toros en Torrelaguna
goza de profundas raíces culturales e históricas. Ya en 1538, nuestra localidad
solicita permiso para celebrar corridas de toros con motivo de la firma del
Tratado de Niza entre Francisco I de Francia y el emperador Carlos V.
Este documento, recogido por el que
fuese crítico taurino de la agencia EFE Isidoro Rodríguez “Doro” en su libro “Documentos históricos taurinos”, podría
ser el primer documento escrito que acredite esta tradición, aunque es posible
que nuestra costumbre de “correr toros”
date del siglo XV.
Según los datos encontrados en el
Archivo Municipal, a lo largo de los siglos XVI y XVII, observamos la
celebración de estos festejos taurinos por motivos similares, como la llegada a
la villa del Concejo de la Mesta en 1593, y, principalmente, con motivo de
festividades religiosas como San Nicasio, el Corpus Christi, Ntra. Sra. del
Rosario o Santa Águeda
Estos espectáculos distarían mucho de lo
que conocemos en la actualidad pues eran lo más parecido a un torneo
protagonizado por los caballeros de la nobleza local en el que las suertes
practicadas serían, entre otras, el alancear y picar toros a caballo, lo que se
podría calificar como los inicios del rejoneo
Será en el siglo XVIII cuando encontramos
los albores del toreo actual pues el toreo a pie comienza ganar terreno al
practicado a caballo. Caprichos de la Historia, es de este período del que menos información
disponemos actualmente.
Es en el XIX cuando estas
celebraciones empiezan a encontrar cabida dentro de las Fiestas Patronales en
honor a la Virgen
de la Soledad. Lo que podemos fechar ya en el año 1830: el 1 de julio,
Torrelaguna y sus alrededores sufren una tremenda tormenta de granizo que hizo que
los campesinos y labradores temieran por sus cosechas, sin embargo, éstas no
sufrieron daño alguno. Tal milagro fue atribuido a la Virgen de la Soledad, a quien los torrelagunenses se habían encomendado. En
señal de gratitud por esta intercesión de la Virgen, se solicita un permiso
para “rifar un toro para correrlo”
cuyos beneficios se destinarían para sufragar los gastos de las funciones
religiosas y para “correr media docena de
vacas” en su honor.
O también en 1848, a través de los
acuerdos tomados en la sesión plenaria del 19 de junio donde se aprueba la
compra de madera para la construcción de la plaza de toros en la plaza de la
villa.
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Paseíllo en 1908. Foto: Carmen Morena Muñoz. |
Hoy, perdura esta tradición de programar
festejos taurinos en nuestras Fiestas Patronales, aunque hay que señalar que,
durante el siglo pasado, también se dieron toros fuera de estas fechas. Por
ejemplo, en 1959, además de los tres festejos que se organizaron con motivo de
las honras a Nuestra Patrona, se programaron tres más durante el mes de agosto
y otros dos en los dos fines de semana posteriores a las Fiestas; y el 14 de
octubre de 1960, se celebró un festival taurino con motivo del Día de la
Provincia.
Las novilladas de promoción, incluidas
las organizadas por la Peña Taurina “Manuel Vidrié” entre los años 1985 y 1994,
coparán durante años estas funciones taurinas.
Las novilladas con picadores también
tuvieron su protagonismo a partir de finales de la década de los ochenta del
siglo pasado, aunque la primera de ellas tuviese lugar en 1979.
También en los ochenta, suscitaron gran
interés las corridas de rejones, donde actuaron las máximas figuras de la época,
y los festivales taurinos, protagonizados por algunos de los toreros más
destacados del momento.
En 1999, se celebra la primera corrida
de toros, espectáculo que se dio hasta
2005 y que llegó a contar con dos funciones entre 2001 y 2003.
Y no podemos olvidar los festejos
taurinos populares: las becerradas locales en las que los aficionados de nuestro
municipio mostraban (y muestran) sus conocimientos de Tauromaquia; o los
añorados “Toro del Aguardiente”, “Toro del Campo” y los “encierrillos” desde la
Puerta del Sol.
Pero, sin duda, el espectáculo más
afamado y con más solera es el encierro, hoy reminiscencia del aquel traslado a
pie de las reses desde su dehesa hasta la plaza en que se iban a lidiar.
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Encierro en 1908. Foto: Carmen Morena Muñoz. |
Existe documentación del siglo
pasado que muestra como, en los días previos a la Función, las reses a lidiar,
pertenecientes a ganaderías situadas en localidades cercanas, llegaban
acompañadas de cabestros y vaqueros a las afueras de nuestro municipio donde permanecían
hasta el día en que iban a ser lidiadas, momento en el que la manada accedía a
la plaza de toros tras pasar por las hoy calles Malacuera y Cardenal Cisneros.
Así ocurrió hasta que este traslado
comenzó a realizarse en camiones. Desde entonces, el encierro mantuvo su
recorrido por las calles citadas anteriormente, fijando su inicio donde hoy se
encuentra el Centro de Salud.
En los últimos veinte años, este
recorrido varió hasta en cuatro ocasiones con motivo de los cambios de ubicación
del coso taurino: calle Malacuera –por debajo de la antigua Quesería–
(1995-1996); final de la calle San Francisco (1997-2005), y final de la calle
Lilas (2006-2012). En estos casos, el encierro siempre transitó por las calles
de costumbre, aunque en sentido contrario al habitual.
En 2013, la plaza de toros volvió a
su ubicación tradicional, sin embargo, el encierro no recuperó su añorado
transitar pues se fijó su salida en la calle San Francisco a la altura de la
parada del autobús.
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Encierro en 1920. Foto: Juan Sanz Montero. |
Con todo lo visto, no es de extrañar
que esta enraizada tradición motivase que algún torrelagunense se decidiese a probar
fortuna en el mundo taurino. De hecho, han sido varios los que emprendieron
este camino, destacando a Valentín Martín (1854-1936), único matador de toros
de alternativa nacido en nuestra localidad, quien, ya apartado de los ruedos,
se convirtió en el primer asesor de la plaza de toros de Madrid; y, por
supuesto, Manuel Vidrié (1942), una de las máximas figuras del toreo a caballo
de todos los tiempos.
Y hasta aquí este relato que no es más que una pequeña muestra de las
primeras investigaciones realizadas con el fin de llegar a conocer los orígenes
de esta enraizada tradición de nuestro municipio.
Moisés Celestén Lozano
Jorge Benito Martínez
Texto aparecido en el Libro de las Fiestas de Torrelaguna de 2014