DIEGO
VENTURA ESCRIBE UNA NUEVA Y TRIUNFAL PÁGINA
EN
LA HISTORIA DEL TOREO A CABALLO Y DE LA TAUROMAQUIA
Diego
Ventura soñó escribir una nueva página en la Historia del Toreo a Caballo y de
la Tauromaquia. Se lo propuso. Y por ello se anunció para lidiar seis toros en
solitario en la madrileña plaza de toros de Las Ventas. Ya lo hizo antes en la
sevillana plaza de la Maestranza, en Huelva y, en el presente año, en la
localidad sevillana de Espartinas en una tarde que se podría considerar como un
ensayo general de lo que sería esta tarde para la Historia.
El
primer éxito conseguido por Ventura en esta histórica cita fue el ser capaz de
llenar, prácticamente, en su totalidad los tendidos de la monumental madrileña
en un festejo programado fuera de abono. Algo que, en el toreo a pie, solo han
sido capaces de hacer en los últimos años Morante de la Puebla en aquella
encerrona del Domingo de Resurrección de 2004 y el tristemente fallecido Iván
Fandiño quien sí consiguió colgar el cartel de “No hay billetes” en su corrida
en solitario del Domingo de Ramos de 2015.
Sin
embargo, no fue fácil la tarde para Ventura pues tuvo que luchar contra la
mansedumbre y escaso juego que ofrecieron los cornúpetas de las ganaderías de
Hdros. de Ángel Sánchez y Sánchez, “Miura” y María Guiomar Cortés de Moura. Aun
así, el de La Puebla del Río, con su magnífico sentido del toreo y del
espectáculo, dio la cara desde el primer momento. No se dejó nada para el
final. Y fue capaz de sobreponerse a las adversas condiciones de los astados
sin arrugarse un ápice. Incluso en el tercio de banderillas del cuarto astado
que compartió con el sobresaliente Juan Manuel Munera. Fue tal su disposición y
ganas de triunfo que de no ser por su fallo con el rejón de muerte, pudiese
haber obtenido más de un trofeo tras sus primeras cuatro intervenciones.
Y
en esto que llegó el quinto, segundo de los astados de “Miura”. Y fue aquí
donde rompió esta cita que ya era histórica. Sensacional, como toda la tarde,
anduvo Ventura en esta faena que fue premiada de forma rácana por parte de la
presidencia con una oreja pues los integrantes del palco presidencial fueron
los únicos que parecieron no enterarse de lo que había sucedido en el ruedo y
desoyeron una clamorosa petición de la segunda oreja. Un segundo trofeo con el
que sí se premiaría la actuación de Ventura ante el noble ejemplar de María
Guiomar Cortés de Moura que cerró el festejo. La faena rozó la perfección. Sin
duda alguna, hubiese sido merecedora de los máximos trofeos si el rejón de
muerte no hubiese quedado bajo y trasero como quedó. Se solicitaron con fuerza
los máximos trofeos para Ventura, sin embargo, todo hay que decirlo, ahora sí
acertó el palco en no acceder a su concesión debido al señalado fallo con el
rejón de muerte. Así, el de La Puebla del Río, paseó las dos orejas de este
noble ejemplar que sería premiado de forma excesiva con la vuelta al ruedo
póstuma.
Terminó
el festejo. Y Diego Ventura traspasaba en hombros el umbral de la puerta grande
la monumental plaza de toros de Las Ventas por decimoséptima vez en su carrera
con la satisfacción de saberse autor de una de las páginas más gloriosas de la
Historia del Toreo a Caballo y de la Tauromaquia.