Y
NOS LA QUERÍAMOS PERDER
El grande, feo, incierto
y complicado encierro de “La Guadamilla” deslució el tercer festejo del XXVI
“Frascuelo de Plata” de la localidad madrileña de Moralzarzal. Ni siquiera el
remiendo de “El Retamar”, feo, chico y de extrema sosería, pudo ofrecer algo de
luz. Solo Antonio Grande pudo saludar dos ovaciones. Fernando Plaza fue cogido
de fea y aparatosa manera por el novillo que cerró plaza. Y Marcos, que
estoqueó tres novillos por el citado percance de Plaza, vio silenciadas sus
actuaciones.
El
tercer festejo del XXVI certamen “Frascuelo de Plata” de la localidad madrileña
de Moralzarzal fue una novillada picada, la segunda del ciclo, en la que se
anunciaban los novilleros Marcos, Antonio Grande y Fernando Plaza para
estoquear reses de la ganadería de “La Guadamilla”. Cartel, en principio,
interesante que, sin embargo, no respondió a lo esperado.
El
encierro de la ganadería abulense tuvo unas grandes y feas hechuras, además de
un incierto y complicado comportamiento. No fue lidiado completo y fue
remendado con un ejemplar, corrido en cuarto lugar, de “El Retamar” que tampoco
mejoró el panorama, más bien, todo lo contrario. Chico y feo, fue muy
protestado de salida y, además, resultó justo de fuerzas y extremadamente soso.
Un conjunto que, sin duda, dio al traste con las esperanzas de los novilleros.
Abrió
plaza, Marcos quien, ante el manso y desclasado primero, se limitó a cumplir el
expediente en una técnica y poco comprometida labor. Con el remiendo de “El
Retamar”, llevó a cabo un desigual trasteo en el que convivieron pasajes
entonados con otros muy enganchados. En ambas intervenciones, no anduvo fino
manejando la espada.
Marcos con el remiendo de "El Retamar". |
Antonio
Grande sorteó en primer lugar un novillo manso, incierto y reservón. No se pudo
estirar con el capote, aunque dejó un airoso recorte como remate. Y, con la
muleta, consiguió algún pasaje aislado de interés en una faena en la que se
mostró firme y asentado. Saludó una ovación con saludos tras aviso después de
rubricar su labor con una media estocada trasera y desprendida. Otra ovación,
también tras aviso, saludaría ante el quinto, otro novillo incierto, aunque se
medio dejó por el pitón derecho. En esta ocasión, tampoco se pudo estirar con
el capote y, con la muleta, anduvo porfión y consiguió algún pasaje estimable
sobre el pitón menos malo del de “La Guadamilla”.
Antonio Grande recibiendo de capote al segundo. |
Por
su parte, Fernando Plaza esbozaría el toreo de capote ante el manso e incierto
tercero. Con la pañosa, andaría firme y asentado y conseguiría momentos
entonados con la mano zurda. Con el complicado animal que cerró el festejo, se
mostraría muy templado lanceando con el capote. Ya con la muleta, se iría hasta
los medios para iniciar el trasteo por estatuarios. Pero resultaría cogido de
fea y aparatosa manera en ese inicio. Visiblemente dolorido, pasó a la
enfermería, lugar que abandonaría por su propio pie una vez terminado el
festejo. Marcos, quien se tuvo que hacer cargo del novillo como director de
lidia, abrevió.
Momento de la faena de muleta de Fernando Plaza ante el tercero. |
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