FALTÓ
LUZ EN LA NOCHE VENTEÑA
Faltó
luz en el primer festejo nocturno del mes de agosto de la temporada venteña
tras la final del ciclo de novilladas de promoción. Faltó por el deslucido
juego del encierro de Fernando Peña, remendado con un ejemplar de “El Sierro”.
Y faltó por el poco brillo mostrado por la terna actuante compuesta por Carlos
Ocho, Marcos y Diego Peseiro que hacía su presentación ante la cátedra
madrileña. Solo los luceros de los subalternos Andrés Revuelta, Miguel Martín y
Fernando Sánchez iluminaron levemente esta oscura noche.
Terminado
el ciclo de novilladas nocturnas de promoción, la plaza de toros de Las Ventas
continuaba la programación de su temporada veraniega con otra novillada también
nocturna para la que se eligió un encierro de la ganadería de Fernando Peña que
sería estoqueado por los novilleros Carlos Ochoa, Marcos y Diego Peseiro que
hacía su primer paseíllo en el ruedo venteño.
Este
primer festejo resultó deslucido por dos motivos. Primero, el juego de los
utreros de Fernando Peña que, desiguales de presentación, no estuvieron
sobrados de fuerza y, además, no terminaron de romper nunca. Solo el jugado en
quinto lugar, ofreció alguna posibilidad. Además, este encierro fue remendado
con un sobrero de “El Sierro” que sustituyó al inválido ejemplar que abrió
plaza. A este remiendo le faltó presentación y fuerza por lo que también pudo
haber tomado el camino de vuelta a los corrales como el animal al que
sustituyó, sin embargo, fue mantenido en el ruedo. Y la segunda razón por la
que resultó deslucido el festejo fue porque la terna actuante no fue capaz de
dar la vuelta a esta circunstancia.
Abrió
plaza Carlos Ochoa quien, en primer lugar, lidió al remiendo de “El Sierro”. Le
faltó temple, poso y colocación al novillero madrileño ante este ejemplar.
Cierto es que el novillo debió ser devuelto a los corrales por su justeza de
fuerza, un defecto que, además, se agravó durante la faena de muleta por las
anteriormente enumeradas carencias del novillero madrileño. Solo una serie con
la mano diestra al final del trasteo, aunque con las mismas carencias, además
de la descompuesta figura, tuvo cierta estimación. Con el soso cuarto, se
perdió en un trasteo de largo metraje sin ningún argumento.
Marcos
anduvo fácil, aunque sin compromiso, en dos faenas que nunca llegaron a coger vuelo ante los
dos ejemplares que compusieron su lote: manso, aunque manejable en la muleta,
el segundo; y con nobleza, aunque con un punto de sosería el quinto.
Por
su parte, Diego Peseiro, tras interpretar un poco afortunado tercio de
banderillas, acortó las distancias en una larga faena de muleta que terminó con
el de Fernando Peña rajado al verse podido. Con el soso ejemplar que cerró
plaza, anduvo más aseado con los garapullos, sin embargo, interpretó otro largo
trasteo muletero sin ningún argumento.
Solo
la labor de los banderilleros Andrés Revuelta, que tuvo que saludar tras un
gran tercio de banderillas ante el cuarto de la tarde; Miguel Martín por sus
pares de garapullos ante el segundo y su lidia ante el quinto; y Fernando
Sánchez por su colocación de los rehiletes ante segundo y quinto, unido al
intento de saltar como espontáneo del novillero sin picadores Carlos Enrique
Carmona al novillo devuelto a los corrales, pusieron algo de luz en esta oscura
noche venteña.
Temple, poso y colocación le faltó a Carlos Ocho ante el primero. |
Fácil, pero sin compromiso se mostró Marcos ante el segundo. |
Ganas, puso Peseiro ante el tercero. |
Ocho interpretó una faena de largo metraje sin ningún argumento ante el cuarto. |
También fácil anduvo Marcos con el quinto. |
El aseado tercio de banderillas de Peseiro ante el que cerró plaza fue lo más destacado de su actuación. |
Andrés Revuelta firmó un gran tercio de banderillas ante el cuarto por el que tuvo que saludar montera en mano. |
Miguel Martín brilló en la lidia del quinto. También destacó su tercio de banderillas ante el segundo. |
Fernando Sánchez destacó colocando banderillas ante los astados segundo y quinto. |
El novillero Carlos Enrique Carmona intentó tirarse de espontáneo al novillo devuelto a los corrales. |
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