IMPROVISADA
ENCERRONA SIN COMPROMISO NI ACTITUD
El
rejoneador mexicano Emiliano Gamero protagonizó una improvisada encerrona
debido al percance sufrido por su compañero de cartel, Paco Velasquez al
colocar el tercer rejón de castigo al segundo novillo de la tarde. Le faltó
compromiso y actitud al jinete mexicano para solventar las dificultades
planteadas por los astados de la Hdra. de Juan Julián Sanz Colmenarejo.
La
Feria Taurina de Guadalix de la Sierra del presente año echaba el cierre con un
festejo de rejones en el que se anunciaban Emiliano Gamero, el que dicen mejor
rejoneador mexicano, y un jovencísimo Paco Velasquez que se está forjando bajo
la tutela de la gran figura del toreo a caballo Diego Ventura. Ambos jinetes se
las verían ante astados pertenecientes a la vacada colmenareña de la Hdra. de
Juan Julián Sanz Colmenarejo. Un festejo que empezó mal y terminó peor.
Empezó
mal ya desde el inicio del paseíllo que hizo cada rejoneador por su lado sin
ningún mínimo de criterio ni compenetración, ni siquiera a la hora de hacer el
típico carrusel con el que los jinetes suelen deleitar a los presentes nada más
terminar el paseíllo. A esto, además, hay que sumarle que había un peón menos
de los reglamentarios. Y por si esto fuera poco, Paco Velasquez resultó
tropezado por el segundo novillo tras el tercer rejón de castigo. Cayó al suelo
de fea manera por lo que pasó a la enfermería donde se le apreció una luxación
del hombro derecho que le impidió continuar la lidia. Así el festejo quedó en
una improvisada encerrona del mexicano Emiliano Gamero que acabó de aquella
manera. Es verdad que el encierro de la Hdra. de Juan Julián Sanz Colmenarejo,
con volumen, aunque muy cómodo de cara, resultó manso y aquerenciado en tablas,
pero también es cierto que tampoco se comió a nadie. Sin embargo, ni Gamero, ni
Velasquez, en lo poco que se le pudo ver, mostraron la menor actitud para
solventar la papeleta.
Ya
desde la actuación ante el primero de la tarde, es decir, antes del percance de
Velasquez, el mexicano Gamero evidenció una falta de compromiso y actitud
total. Se inhibió en la parada del astado dejando que fuesen los peones quienes
le parasen con la capa. Y hasta que no quedó parado el burel, no apareció
Gamero en acción. Es verdad que el astado resultó manso y huidizo, pero de ahí
a inhibirse… Tras un rejón de castigo, protagonizó un deslucido tercio de
banderillas en el que únicamente llegó a los tendidos con algunas piruetas y
alardes acrobáticos. Por si fuera poco, marró con los aceros.
Igual
sensación transmitiría Paco Velasquez a la salida del segundo astado de la
tarde al que también pararon los peones dándole mucha capa. Fue este otro manso
y huidizo ejemplar al que Velasquez colocó tres rejones de castigo, el máximo
permitido por el reglamento. Fue tras la colocación de tercero, cuando el burel
le hizo hilo ante la sorpresa del jinete que no supo reaccionar a tiempo por lo
que llegó el percance. Con el joven rejoneador en la enfermería, irrumpió en el
ruedo Gamero quien, con el tercio ya cambiado tras la colocación del máximo de
rejones de castigo permitidos, volvió a poner un nuevo rejón de castigo más. El
tercio de banderillas se limitó a la colocación de dos rehiletes, por supuesto,
como durante toda la tarde, abusando de la ayuda de los auxiliadores. Por si
fuese poco, protagonizó en verdadero sainete con los aceros finales por lo que,
incluso, llegó a recibir dos recados presidenciales antes de la bronca del
respetable.
No
mejoraría la cosa ante el tercero de la tarde. Solo ante el cuarto, animal que se
dejó un poco más, pareció el mexicano exhibir más ganas. Fue un espejismo. Solo
la colocación de una rosa en los medios en el final de la faena fue digna de
mención.
Emiliano Gamero ante el primero de la tarde. Foto que resume a la perfección su actitud mostrada en Guadalix de la Sierra. |
Momento del percance de Paco Velasquez. Tampoco sobrado de actitud. |
Emiliano Gamero con el segundo de la tarde... |
Colocando banderillas cortas al tercero... |
A ver qué pasa... |
Solo la colocación de una rosa al cuarto de la tarde, único ejemplar manejable, fue digna de mención. |
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