DESTACARON
LOS DE LA “YIYO”
Un
año más, y van diecisiete, la localidad madrileña de Alalpardo celebró su
tradicional certamen para novilleros sin picadores “Curro Vázquez”. En esta
edición, se redujo el número de festejos en relación a años anteriores y fueron
dos las novilladas programadas. De ellas, una quedó enmarcada dentro del
certamen “Camino Hacia Las Ventas”. En estos festejos, actuaron seis jóvenes
aspirantes a matadores de toros pertenecientes a distintas escuelas taurinas de
nuestra comunidad. Marcos del Rincón, Daniel Pérez, Juan Herrero y Sergio Nunes
representaron a la Escuela Taurina de la Comunidad de Madrid “José Cubero Yiyo”; Jaime Hernández, a la de Navas
del Rey; y Joao D’Alba a la de la Fundación “El Juli” de Arganda del Rey. Unos
novilleros que se las vieron ante astados de las ganaderías de Antonio López
Gibaja y José Escolar. Entre los de luces, destacar la actuación de los alumnos
de la “José Cubero Yiyo” quienes se
ganaron el derecho a salir en hombros por la puerta grande, mientras que sus
compañeros tuvieron que conformarse con una oreja cada uno. Y en el apartado
ganadero sobresalió el encierro de Antonio López Gibaja que vio como el
ejemplar jugado en cuarto lugar fue premiado con la vuelta al ruedo. Mientras,
el encierro de José Escolar resultó una exigente prueba para la terna actuante
que, además, tuvo que hacer frente a unas adversas condiciones climatológicas.
La terna en hombros con
un buen encierro de Antonio López Gibaja
Marcos
del Rincón, Daniel Pérez y Juan Herrero fueron los encargados de inaugurar el
ciclo alalpardeño. Y lo hicieron ante un encierro de la divisa cacereña de
Antonio López Gibaja. Un conjunto que estuvo bien presentado y que ofreció un
buen juego, incluso el astado corrido en cuarto lugar, herrado con el número 11
y que respondía al nombre de “Violetero”, fue premiado con la vuelta al ruedo
póstuma. La joven terna aprovechó en mayor o menor medida este buen encierro y
consiguió abandonar en hombros el coso alalpardeño.
Abrió
plaza Marcos del Rincón ante un ejemplar de mucha nobleza al que cuajó en un
templado saludo capotero. Ya con la franela, dibujaría un sensacional trasteo
muletero con ambas manos. Destacó por su exquisita verticalidad, su facilidad a
la hora andar delante de la cara de los novillos, por su temple y su suavidad a
la hora de manejar los avíos. Pinchó una vez antes de cobrar la estocada final
y el premio quedó reducido a una oreja. Otra más cortaría al premiado
“Violetero”. No pudo lucirse con el capote. Sin embargo, con la muleta, volvió
a dejar una gran faena, sobre todo, al natural, aunque también hubo muletazos
con la diestra de mucho gusto, especialmente, una serie final que ligó a un
ramillete de manoletinas. No anduvo fino con los aceros por lo que vio reducido
el premio a su actuación tras recibir un recado presidencial. Volvió a ser
premiado con un apéndice auricular.
Momento de la faena de Marcos del Rincón a "Violetero". |
"Violetero", corrido en cuarto lugar, fue premiado con la vuelta al ruedo. |
Por
su parte, Daniel Pérez sorteó en primer lugar un ejemplar de discreta
presentación que resultó manso y geniudo, aunque regaló un ramillete de
embestidas hasta que se rajó a tablas cuando se sintió podido. Con este ejemplar,
anduvo airoso manejando el capote y se lució en un vibrante tercio de
banderillas en el que destacó un par recortando y quebrando. Con la muleta,
instrumentó una labor de más a menos por la citada condición de su oponente.
Marró con los aceros y vio silenciada su actuación tras un recado presidencial.
Con el quinto, eral bien presentado, noble y encastado que fue ovacionado en el
arrastre, volvió a mostrarse airoso y variado en el recibo capotero. Y volvió a
brillar en banderillas que cerró con un arriesgado par al quiebro. Con la
muleta, llevó a cabo una desigual faena con ambas manos en la que convivieron
buenos pasajes con otros embarullados. Destacaron las dos rotundas series
finales, una con la diestra y otra por naturales. El pinchazo que precedió a la
estocada final no obstó para que la labor del novillero toledano fuese premiada
con las dos orejas.
Natural de Daniel Pérez al quinto de la tarde. |
Completó
la terna Juan Herrero quien, en tercer lugar, se las vio ante un noble ejemplar
que tuvo un punto de sosería. Con el capote, se gustó en las dos medias con las
que remató el aseado saludo. Y con la muleta, anduvo muy templado en una faena
por ambos pitones que tuvo mucho gusto. Unas ajustadas bernadinas, en las que
resultó prendido sin consecuencias, precedieron al fallo a espadas por lo que el
premio a su actuación quedó reducido a una ovación. Con el noble burel que
cerró el festejo, se mostró airoso manejando el capote. Mientras que, con la
muleta, llevaría a cabo un desigual trasteo con ambas manos en la que dejó un
ramillete de buenos momentos, sobre todo, por naturales. Puso fin al trasteo
con unas luquesinas y un arrebatado y bullidor final de rodillas. La eficaz
estocada con la que rubricó su labor puso en sus manos las dos orejas de este
buen cierraplaza.
Juan Herrero con el tercero de la tarde. |
Los ganaderos Antonio López padre e hijo. |
Nunes en hombros ante
un exigente encierro de José Escolar en tarde de continuo aguacero
El
segundo festejo del ciclo estaba incluido en el certamen “Camino Hacia Las
Ventas”. Y su desarrollo estuvo condicionado por el continuo aguacero caído
durante el mismo. A veces, en fina lluvia, a veces, en fuertes chubascos
tormentosos, toda la tarde estuvo pasada por agua. Así, con este ambiente,
bastante hizo la joven terna con estar delante del exigente encierro de la
divisa de José Escolar. Los erales de la divisa abulense lucieron una dispar
presentación y, aunque, encastados, ofrecieron un juego desigual y fue un
difícil examen para los novilleros Sergio Nunes, Jaime Hernández y Joao D’Alba.
El ganadero José Escolar. |
Abrió
plaza Sergio Nunes ante un ejemplar muy justo de presentación, vareado de
carnes y de pobre cara que tuvo un buen pitón izquierdo, pero que, sin embargo,
ofreció más complicaciones por el derecho. Con él, se gustó Nunes lanceando por
verónicas en el saludo capotero. Tras un desigual tercio de banderillas
compartido con sus compañeros de terna, firmó un desigual trasteo muletero en
el que destacaron los pasajes al natural. Poco importaría la defectuosa
colocación de la espada para que su labor fuese premiada con una oreja. Otra
oreja más cortaría del también vareado cuarto, un ejemplar encastado y noble,
sobre todo, por el pitón izquierdo que, sin embargo, amagó con rajarse al final
del trasteo. Con este novillo, andaría aseado en el recibo que remataría con
una airosa media de rodillas. Interpretó un buen tercio de banderillas. Y con
la muleta, instrumentaría un trasteo de menos a más en el que hubo momentos de
mucho gusto con la mano izquierda. Poco importaría el mal manejo de la espada y
el recado presidencial para que a sus manos fuese a parar el anteriormente
referido apéndice.
Natural de Sergio Nunes al que abrió plaza en el segundo festejo del ciclo. |
Jaime
Hernández se fue a portagayola para recibir al segundo de la tarde con una
larga cambiada de rodillas. Este momento, junto con alguna verónica aislada,
fue lo más destacado de su recibo capotero del
vareado, encastado y exigente “escolar”. Junto a sus compañeros de terna, firmó un
buen tercio de banderillas. Sin embargo, con la muleta, no pasaría de
voluntarioso en una larga labor en la que no llegó a acoplarse con el novillo.
Además, andaría poco acertado manejando los aceros por lo que llegó a ser
avisado por partida doble. Al segundo de su lote, astado con volumen, mogón del
izquierdo, que resultó encastado y tuvo un buen pitón derecho –más complicado
por el izquierdo por donde acortaría el viaje– también lo recibiría con una
larga de rodillas a portagayola. Un recibo que resultaría accidentado pues, al
levantarse, resultaría prendido de fea manera por el novillo. Repuesto del
susto, me mostró aseado en banderillas. Y, con la muleta, nunca estaría a gusto
en un largo trasteo en el que no llegó a acoplarse con la embestida del novillo
en una larga faena que, incluso, llegó a ser avisada antes de entrar a matar.
Tampoco anduvo fino con los aceros a pesar de los cual sería premiado con una
oreja.
Arriesgado par de banderillas de Jaime Hernández al primero de su lote. |
Completó
la terna el portugués Joao D’Alba quien, en tercer lugar, se las vio ante un astado
bien presentado, geniudo y exigente al que recibió con dos largas cambiadas de rodillas, una a
portagayola y otra en el tercio. Ya enhiesto, se gustó en las verónicas de
recibo que remató con dos torerísimas medias. Destacó en el tercio de banderillas
compartido con sus compañeros de terna. Y anduvo muy firme, asentado y con
ganas en una larga faena de muleta que llegó a ser avisada antes de entrar a
matar. No estuvo afortunado en la suerte final, incluso, llegó a ser prendido
de fea manera en el último intento. Vio silenciada su actuación. Con el
cierraplaza, novillo vareado de carnes y muy encastado, se mostró muy firme manejando
el percal para someter a su oponente. Tras un desigual tercio de banderillas,
se fue a brindar la faena a los componentes de la peña “El Coñazo”. Arrebatado
y bullidor se mostró el luso en un trasteo muletero que transcurrió durante el
momento más fuerte del continuo aguacero en el que, por momentos, faltó poso y
temple. Aun así, sería premiado con una oreja.
Momento del saludo capotero de Joao D'Alba al tercero de la tarde. |
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