lunes, 23 de septiembre de 2019

ALALPARDO (MADRID). 25 Y 26 DE AGOSTO DE 2019. XVII CERTAMEN PARA NOVILLEROS SIN PICADORES "CURRO VÁZQUEZ". FIESTAS PATRONALES EN HONOR A LA VIRGEN DEL ROSARIO


DESTACARON LOS DE LA “YIYO”


Un año más, y van diecisiete, la localidad madrileña de Alalpardo celebró su tradicional certamen para novilleros sin picadores “Curro Vázquez”. En esta edición, se redujo el número de festejos en relación a años anteriores y fueron dos las novilladas programadas. De ellas, una quedó enmarcada dentro del certamen “Camino Hacia Las Ventas”. En estos festejos, actuaron seis jóvenes aspirantes a matadores de toros pertenecientes a distintas escuelas taurinas de nuestra comunidad. Marcos del Rincón, Daniel Pérez, Juan Herrero y Sergio Nunes representaron a la Escuela Taurina de la Comunidad de Madrid “José Cubero Yiyo”; Jaime Hernández, a la de Navas del Rey; y Joao D’Alba a la de la Fundación “El Juli” de Arganda del Rey. Unos novilleros que se las vieron ante astados de las ganaderías de Antonio López Gibaja y José Escolar. Entre los de luces, destacar la actuación de los alumnos de la “José Cubero Yiyo” quienes se ganaron el derecho a salir en hombros por la puerta grande, mientras que sus compañeros tuvieron que conformarse con una oreja cada uno. Y en el apartado ganadero sobresalió el encierro de Antonio López Gibaja que vio como el ejemplar jugado en cuarto lugar fue premiado con la vuelta al ruedo. Mientras, el encierro de José Escolar resultó una exigente prueba para la terna actuante que, además, tuvo que hacer frente a unas adversas condiciones climatológicas.

La terna en hombros con un buen encierro de Antonio López Gibaja


Marcos del Rincón, Daniel Pérez y Juan Herrero fueron los encargados de inaugurar el ciclo alalpardeño. Y lo hicieron ante un encierro de la divisa cacereña de Antonio López Gibaja. Un conjunto que estuvo bien presentado y que ofreció un buen juego, incluso el astado corrido en cuarto lugar, herrado con el número 11 y que respondía al nombre de “Violetero”, fue premiado con la vuelta al ruedo póstuma. La joven terna aprovechó en mayor o menor medida este buen encierro y consiguió abandonar en hombros el coso alalpardeño.

Abrió plaza Marcos del Rincón ante un ejemplar de mucha nobleza al que cuajó en un templado saludo capotero. Ya con la franela, dibujaría un sensacional trasteo muletero con ambas manos. Destacó por su exquisita verticalidad, su facilidad a la hora andar delante de la cara de los novillos, por su temple y su suavidad a la hora de manejar los avíos. Pinchó una vez antes de cobrar la estocada final y el premio quedó reducido a una oreja. Otra más cortaría al premiado “Violetero”. No pudo lucirse con el capote. Sin embargo, con la muleta, volvió a dejar una gran faena, sobre todo, al natural, aunque también hubo muletazos con la diestra de mucho gusto, especialmente, una serie final que ligó a un ramillete de manoletinas. No anduvo fino con los aceros por lo que vio reducido el premio a su actuación tras recibir un recado presidencial. Volvió a ser premiado con un apéndice auricular.

Momento de la faena de Marcos del Rincón a "Violetero".
"Violetero", corrido en cuarto lugar, fue premiado con la vuelta al ruedo.
Por su parte, Daniel Pérez sorteó en primer lugar un ejemplar de discreta presentación que resultó manso y geniudo, aunque regaló un ramillete de embestidas hasta que se rajó a tablas cuando se sintió podido. Con este ejemplar, anduvo airoso manejando el capote y se lució en un vibrante tercio de banderillas en el que destacó un par recortando y quebrando. Con la muleta, instrumentó una labor de más a menos por la citada condición de su oponente. Marró con los aceros y vio silenciada su actuación tras un recado presidencial. Con el quinto, eral bien presentado, noble y encastado que fue ovacionado en el arrastre, volvió a mostrarse airoso y variado en el recibo capotero. Y volvió a brillar en banderillas que cerró con un arriesgado par al quiebro. Con la muleta, llevó a cabo una desigual faena con ambas manos en la que convivieron buenos pasajes con otros embarullados. Destacaron las dos rotundas series finales, una con la diestra y otra por naturales. El pinchazo que precedió a la estocada final no obstó para que la labor del novillero toledano fuese premiada con las dos orejas.

Natural de Daniel Pérez al quinto de la tarde.
Completó la terna Juan Herrero quien, en tercer lugar, se las vio ante un noble ejemplar que tuvo un punto de sosería. Con el capote, se gustó en las dos medias con las que remató el aseado saludo. Y con la muleta, anduvo muy templado en una faena por ambos pitones que tuvo mucho gusto. Unas ajustadas bernadinas, en las que resultó prendido sin consecuencias, precedieron al fallo a espadas por lo que el premio a su actuación quedó reducido a una ovación. Con el noble burel que cerró el festejo, se mostró airoso manejando el capote. Mientras que, con la muleta, llevaría a cabo un desigual trasteo con ambas manos en la que dejó un ramillete de buenos momentos, sobre todo, por naturales. Puso fin al trasteo con unas luquesinas y un arrebatado y bullidor final de rodillas. La eficaz estocada con la que rubricó su labor puso en sus manos las dos orejas de este buen cierraplaza.

Juan Herrero con el tercero de la tarde.
Los ganaderos Antonio López padre e hijo.
Nunes en hombros ante un exigente encierro de José Escolar en tarde de continuo aguacero


El segundo festejo del ciclo estaba incluido en el certamen “Camino Hacia Las Ventas”. Y su desarrollo estuvo condicionado por el continuo aguacero caído durante el mismo. A veces, en fina lluvia, a veces, en fuertes chubascos tormentosos, toda la tarde estuvo pasada por agua. Así, con este ambiente, bastante hizo la joven terna con estar delante del exigente encierro de la divisa de José Escolar. Los erales de la divisa abulense lucieron una dispar presentación y, aunque, encastados, ofrecieron un juego desigual y fue un difícil examen para los novilleros Sergio Nunes, Jaime Hernández y Joao D’Alba.

El ganadero José Escolar.
Abrió plaza Sergio Nunes ante un ejemplar muy justo de presentación, vareado de carnes y de pobre cara que tuvo un buen pitón izquierdo, pero que, sin embargo, ofreció más complicaciones por el derecho. Con él, se gustó Nunes lanceando por verónicas en el saludo capotero. Tras un desigual tercio de banderillas compartido con sus compañeros de terna, firmó un desigual trasteo muletero en el que destacaron los pasajes al natural. Poco importaría la defectuosa colocación de la espada para que su labor fuese premiada con una oreja. Otra oreja más cortaría del también vareado cuarto, un ejemplar encastado y noble, sobre todo, por el pitón izquierdo que, sin embargo, amagó con rajarse al final del trasteo. Con este novillo, andaría aseado en el recibo que remataría con una airosa media de rodillas. Interpretó un buen tercio de banderillas. Y con la muleta, instrumentaría un trasteo de menos a más en el que hubo momentos de mucho gusto con la mano izquierda. Poco importaría el mal manejo de la espada y el recado presidencial para que a sus manos fuese a parar el anteriormente referido apéndice.

Natural de Sergio Nunes al que abrió plaza en el segundo festejo del ciclo.
Jaime Hernández se fue a portagayola para recibir al segundo de la tarde con una larga cambiada de rodillas. Este momento, junto con alguna verónica aislada, fue lo más destacado de su recibo capotero del  vareado, encastado y exigente “escolar”.  Junto a sus compañeros de terna, firmó un buen tercio de banderillas. Sin embargo, con la muleta, no pasaría de voluntarioso en una larga labor en la que no llegó a acoplarse con el novillo. Además, andaría poco acertado manejando los aceros por lo que llegó a ser avisado por partida doble. Al segundo de su lote, astado con volumen, mogón del izquierdo, que resultó encastado y tuvo un buen pitón derecho –más complicado por el izquierdo por donde acortaría el viaje– también lo recibiría con una larga de rodillas a portagayola. Un recibo que resultaría accidentado pues, al levantarse, resultaría prendido de fea manera por el novillo. Repuesto del susto, me mostró aseado en banderillas. Y, con la muleta, nunca estaría a gusto en un largo trasteo en el que no llegó a acoplarse con la embestida del novillo en una larga faena que, incluso, llegó a ser avisada antes de entrar a matar. Tampoco anduvo fino con los aceros a pesar de los cual sería premiado con una oreja.

Arriesgado par de banderillas de Jaime Hernández al primero de su lote.
Completó la terna el portugués Joao D’Alba quien, en tercer lugar, se las vio ante un astado bien presentado, geniudo y exigente al que recibió  con dos largas cambiadas de rodillas, una a portagayola y otra en el tercio. Ya enhiesto, se gustó en las verónicas de recibo que remató con dos torerísimas medias. Destacó en el tercio de banderillas compartido con sus compañeros de terna. Y anduvo muy firme, asentado y con ganas en una larga faena de muleta que llegó a ser avisada antes de entrar a matar. No estuvo afortunado en la suerte final, incluso, llegó a ser prendido de fea manera en el último intento. Vio silenciada su actuación. Con el cierraplaza, novillo vareado de carnes y muy encastado, se mostró muy firme manejando el percal para someter a su oponente. Tras un desigual tercio de banderillas, se fue a brindar la faena a los componentes de la peña “El Coñazo”. Arrebatado y bullidor se mostró el luso en un trasteo muletero que transcurrió durante el momento más fuerte del continuo aguacero en el que, por momentos, faltó poso y temple. Aun así, sería premiado con una oreja.


Momento del saludo capotero de Joao D'Alba al tercero de la tarde.

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